25.8.07

POEMAS DE OTTO RICARDO-TORRES



Divagación sobre el caos.


Quiero percibir el sonido del caos, que habita en el ojo del huracán.
No la música ni el cosmos, nada figurativo, ninguna trilla.
Sino la Nada en persona, que va indicando el camino
Que conduce a la transparencia.

Mi fe dice que en el sonido se reúnen todos los vuelos de la música
Y que todos los ruidos se refugian en el vientre y en el ojo del huracán.

En el caos todo nace y vuelve a nacer.
En el caos se ve nacer el todo sin cesar.

Allí sucumben la linealidad, el orden, los lugares comunes, los modales de postal.

Entonces, el tumulto del sonido pasa de una orilla a la otra
Y resuelve el ruido con su ojo de tigre.

Las tormentas inmanentes del huracán,
Con su ombligo ciclópeo ven.


Sin embargo, a veces en la selva el caos se vuelve
danza fresca y música para inventar el paraíso.
O en el seno sin fondo de las sinfonías,
Si estas se han dormido sonando
Con los ojos abiertos.


La no-palabra es el logos, palabra sin palabra del origen.
La palabra que sale de cada criatura sin abrir la boca,
Cuando el ser exhala su maduración.
En el silencio florecen literalmente las criaturas.
Él las hace ver y sonar.
Él las dice, en él ellas se dicen.
Con solo ser, se dicen, el dedo sobre el labio.

De la no-palabra también nacen las palabras.
Ellas dicen cuando son una manera de callar.

Otto Ricardo-Torres
Casa Esenia, agosto 11 del 2m7.



Preludios del camino, el día, el agua y la luz.


A Franz Liszt.

… Y el camino es Todo-el-día.
Y el día son los ojos, El Ojo.

El camino está siempre con los ojos abiertos.
Por eso sabe ir. Él es el que sabe, no el pie.
A fuerza de ir, el pie aprende del camino, caminando.
Pero Todo-el-día alumbra en el camino el paso de los pies.

El día no duerme, ni siquiera cuando cierra los párpados.
La luz mantiene siempre los ojos abiertos.
-También la piel-.

La piel es también el preludio de la luz en las orillas.
-El borde del cuerpo-.
En la piel todavía hay espumas de luz.

En ocasiones, el cuerpo alza el vuelo a la luz desde la piel.
Si alguna vez la luz se queja de amor, es por eso.


Uno puede vivir con los ojos abiertos a Todo-el-día.
El agua también duerme con los ojos abiertos, a imagen y semejanza de la luz.

De ida, el agua se hace luz. De venida, es luz húmeda para dejarse tocar.
El vaivén es entre los sentidos y el silencio.
La luz es agua en silencio.

En el agua el más allá está Aquí.


Si estuvieran Aquí, se podría escuchar la risa de los ángeles.
Ellos ríen Allá, pero no se les oye, porque el agua no moja cuando es luz.


Ahora sé que uno sabe cuando olvida.
Y que el olvido es una lección del saber saber.
Y que saber es después de haber olvidado.

El olvido es el agua, pero a la edad de la luz.
Al paso del umbral, el agua ya no moja.
El agua asciende en pos de la fuente. Y se acuerda siempre de cuando era luz.
-También la luz se acuerda-.
Su país es la transparencia, olvido puro.


En la transparencia, el todo está delante de su ausencia.
Sin embargo, la nada siempre está sola, no ausente.

Y me diría, camino de la nada, ¿dónde estoy, adónde voy?

Ahora sé que en la transparencia, uno es.
En ella, uno ya no está, sino es.
Por eso, no se ve.

Cuando uno mira en la transparencia, es el alma la que se mira a ella misma.
Es otro modo de ser, el modo de ser del más allá.
Lo visto es el que ve.


Todo esto me lo dice el camino, que va y viene.


Otto Ricardo-Torres.
Casa Esenia, julio 29 del 2m7.

2 comentarios:

Gustavo Tisocco dijo...

Excelente sitio con muy buen material.
Un abrazo Gus...

Anónimo dijo...

Hola, me gustaría contactarme con Otto Ricardo, por favor si saben dónde lo puedo conseguir escribanme a sombradevioleta@gmail.com