13.7.08

DESDE COLOMBIA. Hugo Hernán Aparicio

ENCUENTRO NACIONAL
DE ESCRITORES
LUIS VIDALES
Calarcá, junio 21 de 2008
(PRIMERA ENTREGA)

PRESENTACIÓN DE LOS LIBROS: Relatos para un enano, de Umberto Senegal; Al son que me canten cuento, de Libaniel Marulanda, y Bajo la caparazón de la tortuga, de Óscar Zapata.

A manera de epígrafe: dos de las 20 “estampillas”, nombre dado por su autor, Luis Vidales Jaramillo, a los minicuentos incluidos en la edición original de Suenan timbres:

Los Espejos
Los espejos colgados en las salas son retratos de ausencias. Cuando el espejo se cae –por añicos que se vuelva- siempre cae parado, como los gatos. Ayer al mirarme al espejo quedé con la cabeza de para abajo.
¡Claro! ¡Naturalmente! Lo había cogido al revés.

El ángulo facial
Cuando me lo presentaron le dije con inquietud:
-¿Pero qué hizo usted con su ángulo facial?
La boca, la nariz, los ojos, las orejas, fuera de sitio, parecían amontonadas en su rostro.
-Señor- me dijo el hombre de boca vertical. Una vez un prestidigitador me escamoteó el ángulo.
Desde entonces sé que como los paraguas los rostros tienen una armazón. Y que la armazón de los rostros es el ángulo facial.




Le consta a nuestro amigo Manuel Gómez Sabogal que, apenas insinuado -vía telefónica- el encargo de los organizadores para presentar en este encuentro algunas obras literarias de autores calarqueños, antes de acordar detalles, ya contaba con mi aceptación efusiva. Lenguaje coloquial y jerga militar coinciden, en casos como este, en otorgar el honroso calificativo de “regalado”. Qué hacer; bien lo saben Manuel y sus compañeros de comité: como localista exaltado y promotor de iniciativas ciudadanas, la encomienda que hoy cumplo me depara un deleite triple-triple: tres escritores, talentos calarqueños, tres obras suyas de reciente aparición y, lo más importante, tres amigos que merecen mi respeto y aprecio: Umberto Senegal, nombre emblemático de la literatura quindiana, con su volumen # 10 de minificción, de la colección Cuadernos Negros, Relatos para un enano; Libaniel Marulanda con su libro de cuentos, Al son que me canten cuento, que incluye su anterior producción, La luna ladra en Marcelia, más una grabación en la voz de Ana Patricia Collazos, compañera musical y afectiva, con ocho de los textos editados, y Óscar Zapata Gutiérrez con su amable edición de bolsillo, Bajo la caparazón de la tortuga.
Referirme de viva voz, frente a ustedes, a sendos afectos cercanos con quienes urdimos a diario hilos de calarcariño y de afinidades estéticas, a sus momentos creativos, impresos en pulcras ediciones de manufactura quindiana, no puede ser sino, sobremanera, grato. Presenta el amigo, el colega, no el crítico; presenta el lector algo avisado, no el académico.
Puesta en claro la pulsión que guía estos párrafos, preciso su objeto y alcance. Siendo la narrativa la modalidad literaria que nos convoca y dentro de su extenso dominio, la novela breve, no están fuera de lugar, ni los trabajos que hoy presentamos, ni una referencia al cuento en sentido amplio, campo constructivo común de los tres autores, y en particular al minicuento, más cercano a Umberto y a Óscar. Deseo delinear un contexto mínimo para ubicar el trabajo de nuestros coterráneos, apoyado en el trabajo de Nana Rodríguez Romero, Elementos para una teoría del minicuento y el cuaderno # 9 de la colección Cuadernos Negros, El boom de la minificción, textos de Lauro Zabala. Circunstancia adicional de relieve, es el aporte, considerado por los investigadores como fundacional, de Luis Vidales Jaramillo, cuya memoria preside nuestro encuentro, a la afirmación de este género que se proyecta con vigor en la oferta literaria contemporánea.
La urgencia narrativa es consustancial al pensamiento. Es imposible concebir la evolución de procesos mentales individuales y de convivencia grupal, sustrayendo la relación del homo primitivus con sus experiencias cotidianas, la necesidad de memorizarlas, compartirlas, recrearlas, filtradas y enriquecidas a través de la confrontación con el enigma permanente que aún representan el mundo y el universo. Bien pudo ese individuo expresarse antes de la oralidad o de la escritura, en imágenes rupestres como la caza del bisonte de Altamira, u otras, halladas en diversos yacimientos arqueológicos, remotos entre sí. ¿Qué ocurrió primero? ¿Cuál fue el orden cronológico, la secuencia o concurrencia de, pensamiento, lenguaje oral, escritura, melodía, y pintura? No existe respuesta concluyente.
Quedan sí legados documentales que demuestran cómo todas las civilizaciones, en cierto grado de desarrollo, encontraron en el relato, una eficaz modalidad de comunicación, un instrumento para integrar, para construir y preservar identidad colectiva; y más tarde, un objeto estético autónomo.
“Ahora me dejo llevar por el torrente de la palabra escrita. ¿No creerás que las vivencias se vayan cristalizando en las imágenes? ¿O pensarás que después de la metamorfosis viene la palabra escrita? Sí. Viene el poema, o la prosa… por culpa de la tiranía de la memoria.”
(de Oscar Zapata, fragmento “De mis mensajes a Juliana”, Bajo la caparazón de la tortuga, página 1)

En algún momento, música, poesía y relato fueron unidad sintética de tradiciones orales fragmentadas, centenarias, milenarias quizás, luego plasmadas en escritos. Más adelante, sometidas a la destilación del tiempo, las obras míticas se descompusieron en sus factores y se transformaron en las versiones que a nosotros han llegado. Alude Senegal a esta raigambre histórica en su minirelato,
El escritor

“Cuando pasaba por allí dejaba alguna notica para animarlos, para que supieran que vino y no lo reconocieron. El Tao Te King. El Gita. La Biblia. El Corán. El Zendavesta. El Tarot. El Ramayana. El I Ching o las Mil y una noches. Dios no tenía tiempo para escribir textos largos y era tímido para hablar de sí mismo. “Alguien encontrará y leerá estas boletitas”, pensaba y seguía de largo hacia la nada.”
(Relatos para un enano, Página 32)

Valen los antecedentes monumentales citados por Umberto, para recordar: la forma narrativa se arraiga en la génesis humana; poesía, en sentido artístico literario y musical, al igual que fantasía y realismo, están presentes en el relato desde sus orígenes; el relato corto en sus diferentes formas y propósitos, confluyó en la narración extensa.

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