Poema de la penuria
“Su padre estaba afuera/ mi negra salió corriendo.
Yo me escondí en la bañera”
Suelto el lápiz. Mimos. Zapatos traviesos.
Camina por el abismo. Los niños corretean por la acera de enfrente. Hilos de memoria. Vestido de baño.
Plumas de pollitos.
Tengo reseca la garganta, preferiría un poco de agua. Prende la tele que no tarda en comenzar el noticiero. Tamborilea con una moneda. Hago monerías. No puedo evitar que la baba se derrame. Insolencia. Risita. Sólo quiero que la niña crezca sana.
No importa que seas una mariposa caníbal. Mi seso es exquisito.
Termitas embusteras. Autopista. Soslayo, adjetivo. Peceras. La falsa historia del policía muerto. Me duelen los ojos y las rodillas,
Inanición.
Antes de irse tuvo el buen gesto de dejar una nota sobre el comedor.
En ella decía que se había cansado de esperar
el poema que le prometí la noche en que nos conocimos.
Sabes que nunca dejaras de ser un escritor de baja estofa.
Tardaras toda esta vida en escribir unas líneas que valgan la pena.
Tus libros sólo serán leídos por tu grupo de amigos.
Y, si tienes algo de suerte, aparecerás en una antología de dudosa calidad, donde se dirá que fuiste un poeta menor
Me atoro con una ración de moscas.
Berrido.
Recetas culinarias. Mi mano crepita en tu nariz.
Nada
más (
Por ahora
).
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