A QUIEN HONOR MERECE
Porque es que una cosa es cierta, y es que LARVA, de ser un fanzine universitario con algunas (varias) cualidades y algunos (varios) defectos, ha pasado a convertirse en la primera revista de cómics hecha en Colombia en los últimos años digna de ese nombre. Sí, revista, publicación que aparece regularmente, que tiene una plantilla de autores, algunos se van rotando, otros permanecen, y todos se pulen número a número. Revista de cómics, sí, con artículos, entrevistas, secciones de reseñas dedicadas al noveno arte, que hablan de lo que se ha hecho y se hace en otros países, pero también de los autores locales, que son varios, son muy buenos y extrañamente prolíficos para vivir en un país que prácticamente los ignora del todo. Lo cual, sumado a que las historias están bien dibujadas y bien contadas, supone un enfoque del cómic que apela a su lado más inteligente, el de las historias que quieren dejar algo más allá del mero pasatiempo, que no quieren imitar nada si no proponer algo nuevo, que están a tono con las tendencias contemporáneas, sin ser un mero remedo.
De este número destacan la portada de Andrezzinho (la del número anterior de Max Moskú era muy buena también), los cómics de Joni, de Wil, de El Señor Juanito (con uno de sus mejores y más extraños relatos breves), de Truchafrita, de Lutocorps y de Inu. Invitados argentinos como el (a ratos) genial Ernán Cirianni, Camila Torre Notari y Matías San Juan, pero también hay autores menos conocidos, menos veteranos, que ya dejan de balbucear y empiezan a afirmar con propiedad (¿dejan de ser larvas?), como Mr. Z, Malchico Bodelafka y Maucho.
Sabemos que no ha sido de la noche a la mañana que estos jóvenes de Armenia, Quindío (una región de la zona cafetera colombiana), han ido aprendiendo por ensayo y error el arte de publicar cómics (que es parecido pero diferente al arte de hacerlos) y han demostrado un tesón admirable. Los chicos de LARVA han resultado ser, contra todos los pronósticos, unos verdaderos editores de cómics.
Pero no es cuestión de dormirse en los laureles, falta ver que la calidad se mantenga, que LARVA crezca y mejore cada vez más (ojalá y así sea). Hilando delgado, podemos señalar que el diseño y la diagramación de la publicación puede y debe mejorar un poco más (aunque ha llegado ya a un nivel respetable), que el bicolor de la portada es un recurso completamente válido y si abarata los costos y ello ayuda a que la revista siga saliendo, hay que seguirlo usando, pero buscando jugar más con él (véase la edición a dos colores de Ghost World), una opción podría ser variar en cada edición el color (como lo hace ROBOT), o mezclar el verde con el negro y multiplicar las tonalidades, en fin, hoy en día con el Photoshop se pueden hacer todos los experimentos del mundo antes de ir a la imprenta. El caso es, como en todo, seguir creciendo.
Diego Guerra
Publicado en 68revoluciones.com (portal de crítica y reseña de cómics)
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