No tengo ninguna duda en refrendar tu expresión "Otra hermosa obra de Tesa". Sorprende y cautiva. Por el color, por el ritmo, y por el manejo del abstracto. Casi me hace creer, como, desafortundamente, muchos piensan, que "el arte es un don que se tiene o no se tiene".
Claro, yo, obstinado como siempre, pienso en el arte como "un derecho universal con la condición de merecerlo", como bella, profunda y democrátiamente lo expresara Hundertwasser. A propósito, Interesante que Tesa lo mire, si no lo conoce aún. Es tan inspirador como la propuesta de Tesa. Y no digo que se parezcan. Encuentro a Tesa, en su período abstracto -se le siente un deseo inmenso por derivar a la figuración- como una abstraccionista nata.
Con una armonía en su paleta, como si hubiese nacido con la teoría del color aprendida de memoria.
No me rindo al don, como el atributo restringido. Su constancia, su regreso al placer del color, me reafirma en la creencia del Artista como suma de voluntades: Voluntad de Sentir, Voluntad de Saber, Voluntad de Obrar y Voluntad de Persistir. Todas ellas respondiendo -como lo sugieriera Michel Ende en su Historia Interminable- a un auténtico deseo y a una Verdadera Voluntad; demiurgos generadores sin los cuales la obra, el arte, sólo sería indeseable pose y más amarga mueca.
Qué grato sentirla plena en cada una de sus obras. Y saber que ese universo de color, ese ritmo, esa composición que sugieren, como los sueños, lecturas y posibilidades disímiles, constituyen la transmutación de su auténtico deseo de Gaudir de l'arte. Pero más aún de saber que sus formatos, escenarios para la lúdica, son mínimos espacios que solucionan la dificultad del encuentro con el recóndito placer de recrear el mundo. Ya la veo haciendo su primera exposición en Alicante con sus cuadros enormes que no superan el formato medio cuarto. Y ya la puedo imaginar soltando amarras y desplegando sus alas en otros formatos mayores, descubriendo, indagando -disfrutando como una niña de quince la alegría de sus recien estrenados vuelos-, la posibilidades expresivas de los materiales.
Qué grato participar del nacimiento de una artista. Y mientras lo escribo pienso en Dalí, en ese hombre que sale de su huevo para configurar un mundo onírico. Ese pensamiento retrotrae una afirmación anterior. Tesa busca la figuración. Y sin duda llegará a ella, pero cuando llegue, estará libre de los lastres de la re-presentación y su camino será un dichoso decir la materia desde adentro. Sin el pesado lastre del ojo que quiere atrapar la inmortalidad del instante para congelarlo en el tiempo. Tesa -así lo creo, así lo siento, así me lo transmite la fuerza de cada nuevo trabajo- es una artista que mira sin ojos, es decir, una creadora libre, capaz de abismarse desde el espíritu para reconstruirse toda.
Y si no crees en lo que digo sólo vuelve la mirada sobre su "Árbol". Hermoso árbol-mujer. Árbol útero que se llena de raices y semillas. Sereno erotismo que se levanta sobre la tierra para prodigarse. Grato su equilibrio, y más grata aún su materidad y sus colores que armonizan la recónditos sonidos de la tierra con las humedades de la naturaleza. Síntesis de fuerza y serenidad, que se aprecia en la textura y en las vibraciones del color. Ejercicio de equilibrio cromático que revela a la artista natural que lleva dentro.
Paco, gracias de nuevo por compartirnos su ejercicio creativo. Gracias por el sonido de los colores.
Tulipanes
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