29.11.08

DESDE COLOMBIA. José Nodier Solórzano Castaño

El camino trascendente de la literatura regional: autoconocer, resustantivar y reír.
ENTREVISTA

Uno de los autores quindianos contemporáneos, asociados a la que podría denominarse la Generación de Termita, es José Nodier Solórzano Castaño. Su trabajo literario, que goza de la paciencia creadora, de la autenticidad como esencia del acto literario, y del humor como correlato desacralizador, se ha hecho concreta con la publicación de su reciente libro de cuentos: Historias del Prologuista. Sin embargo, al lado del literato, en Solórzano Castaño vibra también una condición de gestor cultural y de líder social que lo ha llevado a participar de proyectos políticos y culturales tanto en la Alcaldía de Bogotá como en el Calarcá de sus amores y desamores literarios.

En la Capital de la República apoyó la gestión de los alcaldes Juan Martín Caicedo Ferrer y Jaime Castro, y a nivel municipal apoyó la gestión de Oscar Iván Sabogal. Su participación fue decisiva para el desarrollo del proyecto cultural Café Con Verso y para la consolidación de la presencia del Instituto de Bellas Artes en el contexto cultural del Quindío.

Cercano a la TERMITA CARIBE, de hecho fue codirector de alguna de sus ediciones en formato pdf, José Nodier ha puesto su empeño en liderar procesos regionales y nacionales en beneficio del arte y la literatura colombiana. Su energía creativa, volcada ahora a la gestión cultural lo ha llevado a presidir el Consejo Nacional de Literatura, a participar del Consejo Nacional de Cultura y a presidir honorariamente la recién instaurada fundación Torre de Palabras.

¿Cuáles son los proyectos que ahora comprometen sus esfuerzos como gestor cultural?

Necesitamos avanzar en dos aspectos principales. He planteado que el oficio del escritor se requiere profesionalizar. Los mismos escritores no entienden el alcance de esta iniciativa. De una parte, la informalidad educativa de la escritura creativa se debe reconvertir en la inauguración de opciones de educación superior. Ello es profesionalización. Hasta ahora no se ha entendido que ser escritor no se aprende ni se enseña, pero que la escritura creativa si. Y otro aspecto principal es que el departamento del Quindío requiere la consolidación de la Biblioteca de Autores Quindianos. Aunque también propuse la construcción formal y colectiva del sistema departamental de cultura. Y necesitamos en el Quindío que se construya y se dote una biblioteca pública, que no existe como tal, con el significado de lo público. Estos proyectos fueron priorizados en el Plan de Desarrollo: esperemos que tengan desarrollo.

Sabemos que con su apoyo se ha configurado el proyecto Biblioteca de Autores Quindianos. ¿Cuál es la historia de esta iniciativa y quiénes participan en su cristalización?

El consejo departamental de Literatura adoptó un Plan de Acción, que les propuse y que fue incorporado en gran parte en los programas del departamento. Dos puntales y gestores extraordinarios de este proyecto son Gladys Sierra Parra, Directora de Cultura del Departamento y Jorge Humberto Guevara, diputado. En el 2009, se empezarán a editar los primeros libros, que tendrán un diseño único, y que aspiramos sean 40 en 4 años. La mitad deberá ser de reedición, para recuperar joyas literarias extraviadas en la frágil memoria social. Los grandes aliados de este proyecto son Jaime Lopera y Carlos Alberto Castrillón, y todos los integrantes del Consejo Departamental de literatura.

Mi gran ilusión es que el primer libro publicado sea Conversaciones con el pez, de Elías Mejía. Pero eso ya depende de la Gobernación del Departamento, quien dispondrá una parte de los recursos y ejecutará el proyecto.

¿Cree usted que los quindianos poseen una obra significativa que los pueda identificar y posicionar en el contexto nacional?

No creo. Excepto Umberto Senegal, nuestro mejor y más grande escritor contemporáneo, los demás, y en ellos me incluyo, somos aprendices del oficio. Además sufrimos, muchos, de intensa cobardía personal para asumir la construcción de un universo literario propio. Somos flojos de remos delanteros.

¿Quiénes son los autores quindianos de la contemporaneidad invitados a asumir el legado de voces como las de Luis Vidales, Carmelina Soto, Humberto Jaramillo Angél o Jaime Buitrago y cuáles son los géneros que impulsará la Biblioteca de Autores Quindianos?
Los escritores llamados a hacerlo son Umberto Senegal, Susana Henao, Omar García –qué gran escritor- y Gustavo Rubio Guerrero. Se impulsarán los géneros propios de la narrativa, la poesía, la dramaturgia, el ensayo, y muy especialmente el ensayo histórico.

¿Cuál fue su experiencia con la TERMITA que dirigía Alvaro Nieto Córdoba? ¿Sirvió de algo esa revista regional de limitada circulación?

Sirvió de mucho. Para mí fue la oportunidad de descubrirme como aficionado a la escritura, y fue la extraordinaria oportunidad de descubrir que la literatura, para corazones valientes, no es una forma de vida, es la vida misma. En esa época me fue revelada la intensa y profusa cobardía que perturba y acogota mi práctica literaria.

¿Cree que algún día la Universidad del Quindío tendrá el valor de convertir en programa de formación regular al Instituto de Bellas Artes?

Entiendo que el problema, más que de la Universidad del Quindío es de la sociedad en su conjunto. En pleno siglo XXI somos una comunidad aún premoderna y conservadora, que aún no entiende el valor de la estética como posibilidad formativa para el ser humano. El actual rector tiene como propósito de su plan de gestión iniciar dos pregrados en artes.

En mi tierra, en Calarcá, y especialmente en Guayacanes en la Bella, decimos que amanecerá y veremos.

¿Ha considerado la posibilidad de crear una página web que muestre internacionalmente las creaciones culturales de los creadores quindianos? ¿Qué hace falta para ello?

No. Y qué bueno sería hacerlo.

¿El ideario creativo mínimo que propone para la literatura regional en Historias del prologuista es real? ¿Quiere explicarlo para nuestros lectores?
tres verbos: autoconocer, resustantivar y reir. La autoconciencia es una práctica de abordaje de la realidad desde el conocimiento y la autocrítica, que nos permite mirar para adentro. Saber que somos una brizna en el río del tiempo. Entender que somos tan frágiles, tan frágiles, como un suspiro o un pandero en la puerta de una escuela.

Resustantivar significa volver a respetar el lenguaje, y no someterlo a orgías de adjetivaciones rebuscadas. Resustantivar es decir las cosas por su nombre. Decir que los falsos positivos son asesinatos, por ejemplo. Decir que las bravuconadas de nuestro Presidente son burdas cortinas de humo. Sofismas de distracción. Resustantivar es reivindicar la coherencia, sin descuidar la belleza, claro está. Y reír, como una alternativa recreativa que nos hace más humanos y más tranquilos. Y nos vacuna contra las ínfulas de cualquier poder, de la solemnidad y de trascendentalismos inútiles. Reír es subvertir. Por tanto, quien hoy ríe podría, en lenguaje oficial, ser considerado un peligroso terrorista.

¿Cree que la gente ha entendido a cabalidad la propuesta de Historias del Prologuista?
No. Y tampoco es importante que la comprendan. El mundo seguirá igual.

¿No se puede afirmar que el Solórzano Castaño de Historias del Prologuista, sea un heterónimo al estilo de Pessoa; pero, quizás, se pueda llegar a pensar tal vez en un alter ego? ¿Cuáles son las diferencias esenciales entre los dos Solórzano Castaño?

Hay un real y otro de papel. El real es cobarde, indisciplinado, amiguero e impotente para cambiar el mundo. El de papel también es impotente, pero además es vanidoso y egocéntrico. El real es tímido. El de papel es conflictivo y estulto. Si juntamos las virtudes de ambos no armamos un currutaco de ser humano. Dejémoslo así.

¿Acertó Carlos Alfredo Villegas al sugerir en la presentación de Historias del Prologuista que esta obra es en realidad una novela y no un libro de cuentos?

Villegas Carlos Alfredo lee mal. Él es proclive a la desmesura. Además es un hombre entrado en años, golpeado con crueldad por el tiempo. Las historias del prologuista es un libro de cuentos. Y no es bueno. Es regular, muy regular.

¿Quién es en realidad Carlos Alfredo Villegas, cómo surge en su novela y qué relación tiene con el prologuista?

Villegas Carlos Alfredo, ya lo dije, es un personaje candoroso, que ofició de Secretario General de la Asociación de Escritores de Ficción Ficción. Villegas es un tipazo. Es de los pocos colombianos que aún prestan plata sin interés. Es un gran personaje, porque tras sus lentes bifocales anidan, o pueden anidar, las mejores intenciones.

Villegas me restituye la esperanza en la condición humana de los colombianos, a quienes considero y significo como asesinos, cómplices de asesinos, conniventes de asesinos e indiferentes ante la muerte. Ah, y los pocos colombianos que son como Villegas. Muy pocos por cierto.

¿Qué comentarios ha recibido acerca de Rosamira Castrillón y que anécdotas tiene con este personaje de la novela?

Algunos amigos creyeron que Rosamira Castrillón era real, y me hicieron comentarios muy feos sobre la personalidad de ella. Me expresaron solidaridad, porque no creían justo que ella dijera que yo soy un pésimo escritor. Me alegró que ellos fueran tan ingenuos y tan buenos amigos. Otros pensaron que mi personaje se fundamentaba en mi amigo Carlos Alberto Castrillón. Craso error: Carlos Alberto no sería tan benevolente con mi prosa y no estila el bigote, como si lo usa doña Rosamira Castrillón.

Parece ser que su propósito de evidenciar la impotencia como una condición del Ser en la posmodernidad no ha sido captada en su totalidad. ¿Qué nos puede contar al respecto?

Muchos dicen que el Sida y la arteriosclerosis son las enfermedades del siglo XX. Yo creo que no: creo que es la impotencia. Y sobre la impotencia podemos decir que si bien ya es curable en lo físico y sexual – para ello se inventó el sildenafil, para ese uso-, no se encuentra cura para la impotencia mental y emocional. Cayó Wall Street, murió el neoliberalismo, y uno supondría que llegó la hora de encontrarle cura a la impotencia. Es difícil, pero podríamos partir de intentar una cura para la arteriosclerosis múltiple mental, que actualmente es padecida por casi 28 millones de colombianos. Eso lo dicen Gallup, creo, y otras encuestadoras nacionales

Yo me siento impotente para ayudar a combatir la impotencia.

Al parecer, existen ya en la literatura quindiana quienes son señalados como los hipotextos que podrían perfilar bien la caricatura del prologuista. ¿A quien corresponde en la vida real y cómo se inspiró en él?

Responderle ese asunto sería tanto como querer que yo le responda, violentando mi talante de hombre discreto, que Umberto Senegal y Carlos Alberto Castrillón son los mejores prologuistas, e intelectuales, que tiene el Quindío. Yo no lo podría decir, porque estaría cometiendo un error propio de la imprudencia y cometiendo una injusticia con otros escritores de la región. No me crea tan candoroso, por favor, y no me ponga trampas. Recuerde que la literatura quindiana es un territorio minado por la desesperanza.


Ahora, ¿Cuál de los dos responde este cuestionario?

Yo no quiero saber nada del prologuista. Es volador quemado. Déjeme tranquilo. Respete el dolor ajeno.

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