El Maestro Antonio Mora Vélez
y la poesía esotérica
Otto Ricardo Torres
Me refiero al poemario Los Caminantes del Cielo, de Antonio Mora Vélez, Sincelejo: CECAR, 1999. Lo de Maestro es porque le viene de grado fraternal, no por docente, que tambien lo es.
Un problema de la fe es que, generalmente, ella está hecha de dogma, con mengua de la belleza. El feligrés ha sido habituado a sufrir y no a disfrutar con el esplendor maravilloso de la vida, del universo. Llora y no ríe. Y solo acude a su Creador gimiendo, pidiéndole, y no también para compartir con Él la maravilla exquisita, de relojero, de Su Obra. Ciertamente, ese es un modo de ir, de concebir la vida como un valle de lágrimas. No obstante, al aire libre, la sola belleza universal, visible, es ya el más propicio escenario de diálogo filial, en vivo y en directo, con la divinidad, --Mi ser va a Dios a través de la Belleza, que sabe sin saber cómo--.
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