Con la alegría del ave que ensaya su vuelo, sin otra preocupación que alcanzar sus propios horizontes, Maria Teresa García -TESA- nos permite acercarnos a través de las páginas de TERMITA CARIBE a una obra que cobra fuerza en cada nuevo desplegarse.
Opus 2: Pareja en Nueva York
En Opus 2 Pareja en Nueva York, definitivamente sorprende. Reafirma su capacidad pictórica y nos produce mucha alegría. El abstraccionismo como posibilidad de diseño, la modularidad como elemento narrativo y el cromatismo que da cuenta de la propia TESA, son los elementos que leo en este nuevo trabajo.
Pero como siempre, lo más importante de todo: la posibilidad de vivir la eternidad del instante en el acto de Gaudir del´art, sin lo cual no tendría sentido alguno el hecho estético. Ese empinarse para elevar el espíritu, para darle sentido a la experiencia cotidiana, que si no es por la experiencia estética, desgasta y carcome. Ese es el sentido profundo de esta nueva experiencia, de este nuevo juego con el color, con la composición, con los elementos que se ponen y se recomponen para invitarnos a pasear por sus calles anheladas. Un juego, una emoción, un sentido de trascendencia del que TESA nos deja participar como cercanos afectos.
Hermoso regalo nos hace TESA con su cromático acto de recrear su interioridad. Que esta sea la cuota inicial para las calles construidas que sus pasos y su obra darán en la ciudad del conflictivo centro del planeta. Hay que soñarlo al menos.
Opus 3: Con sabor tropical
Por su parte, Opus 3: Con sabor tropical, es un abstracto que avanza a la figuración con una paleta que produce serenas emociones y asombros. La modularidad de nuevo vuelve a hacer sonar la melodía de las formas y los colores. Con respeto para la autora y su derecho a la nominación de la obra, no me parece nada tropical y por el contrario si muy ibérica. La obra tiene sabor ibérico y hunde sus raices en los múltiples ocres y tierras hispanos que cuenta la saga de hombres y mujeres milenarios. Un poema en colores tierra que no habla del delirio tropical, sino de la paciente evolución que desde Atapuerca (http://www.atapuerca.org/hasta) hasta hoy, acompañados del caballo como sustento, celebra a los celtíberos. Una epopeya pictórica en un pequeño formato que nos reencuentra con el arquetipo europeo, aquella historia filogenética que fundida y confundida con los indos y los sajones, con sus multiples mitos e ideologías, llegó a constituir, a lo largo de muchos siglos de civilización, la cultura occidental. Así que no leo al trópico, leo, en esta nueva obra, profundas y serenas raices que se hunden para consolidar la mirada, pero celebro el salto exponencial que pone otro nivel a superar.
C.A.V.
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