3.1.09

HOMENAJE A JOAN MIRÓ

Para disfrutar la exposición-homenaje a Miró en el MOMA haga clic sobre la imagen. Para regresar a TERMITA CARIBE use la flecha de retroceso en la parte superior de la pantalla.


MUSEO DE ARTE MODERNO
DE NUEVA YORK

DESDE ESPAÑA, Carlos Alberto Villegas Uribe


Paradoja de Diofanto


(a Zarca de Alejandría)

Alguien dirá,
alguna vez,
que me oyó
repetir a Homero.

Por ese
que me recuerda
ya no seré más
sólo un instante de fuego.

Carlos Alberto Villegas Uribe

DESDE ESPAÑA, Maria Teresa García

LA PERSISTENCIA DEL COLOR




La voluntade de persistir es una de las difíciles condiciones del artista como suma de voluntades. Ya alguien lo había dicho con el poder de la sentencia: para que una puerta sea verde, hay que pintarla todos los días. Así que en el escenario artísitico son muchos los que salen del punto de partida con el esfuerzo maratónico que singnifica creerse, sentirse y ser artista y pocos los que arriban a la meta que consagra aquel que no solo siente, piensa y obra como artista, sino que es, en esencia, artista.



En los trabajos que presenta en esta nueva edición la TERMITA CARIBE, encontramos una Maria Teresa García, Tesa, con una lábil voluntad de persistir. O al menos así podría leerse en ese ritmo de crecimiento pictorico que ha menguado su marcha.

Por lo que es necesario advertir que aunque en estos dos nuevos trabajos se siente una pérdida de la fuerza atávica y del vuelo cromático que la caracterizan, tambíen es posible pensar que tanto la voluntad de obrar como la voluntad de persistir se objetivan en Soummission y Escultura Alemana, como expresión lumínica de sus personales y particulares realidades actuales. Como es posible pensar también que la búsqueda de técnicas que no le aportan contundencia a su personal propuesta, podría convertirse en un camino errado para la Tesa escencial que obra.

Pero esta lectura, que completa la obra pero que no la explica, solo será posible entenderla con la voluntad de Tesa de persistir en la búsqueda y los hallazgos.

DESDE COLOMBIA. Libaniel Marulanda


Fernando Medina, un libro abierto


El maletín de fuelle amplio y sus gafas, entre otras querencias cotidianas, testificaba la ausencia final de Fernando Medina, el librero, el menudo y singular personaje de la Librería Universitaria de Armenia, la misma que echó a rodar por los caminos minados del comercio editorial desde un memorable año 72 del siglo pasado. También, junto a su ataúd, en un ritual desenfadado y tan polisémico como la poesía misma que rodeó su ámbito laboral y su militancia quimérica, una botella de brandy prestaba guardia de honor ante el Fernando que se nos fue el pasado 17 de enero, a las cuatro de la tarde.

Sólo le faltó una semana de vida para que hubiera podido conmemorar, al igual que el Quindío, los diez años de aquel terremoto que le quebró el espinazo a su librería, allá en la calle 22 con carrera quince de Armenia. Una tragedia de la que se salvó, como casi todos nosotros, porque ocurrió en horas de siesta. El edificio de arena también cayó de rodillas y sus libros pasaron a ser un escombro más, con la complicidad de la lluvia.

Luis Fernando Medina García, nació un 14 de julio de 1946. Como casi todos sus amigos de la generación de la posguerra mundial y la violencia colombiana, también se alimentó de las lecturas prohibidas por nuestros maestros y curas de entonces: los cuentos (que se alquilaban) de los superhéroes gringos, los inverosímiles guapos mejicanos, como el Enmascarado de plata y las aventuras de la miscelánea Walt Disney. Luego, con un par de años más, toda la información de la revista Selecciones del Reader’s Digest. Vale decirlo de otra manera: justamente todas las lecturas que preconizaban una cultura alienante que, alcanzado el uso de razón intelectual, casi todos nosotros habríamos de cuestionar.

Fernando Medina obtuvo una licenciatura en Ciencias Sociales de la Universidad del Quindío. Es comprensible que para esa época ya hubiera contraído el compromiso intelectual que animó todo el resto de su existencia: el marxismo leninismo. Pienso, por estos días de dolor y reflexión, que Fernando, como tantos amigos de la adolescencia que se han ido, fue fiel en absoluto al contenido de un escrito de Lenin:” A qué moral renunciamos”.

Contrario a lo que, por desgracia, suele ser normal e incluso elogiado, eso que llaman ser muy paisa, que raya con el “tumbis”, la estafa y los códigos, Fernando, el Librero, siempre fue honesto, cumplido y justo. No conozco un solo escritor quindiano que pueda decir algo en contra de su ética comercial.

Sus hermanas, Aleyda y Aura, siempre compartieron esa trinchera cultural cuya sede, por efectos del terremoto y con los libros sobrevivientes, fue reinstalada en el Centro Comercial Bolívar. Pero, mientras Aleyda y Aura, permanecían en la librería, Fernando, quien comenzó a vender libros desde 1969, emprendía a mañana, tarde y horas intermedias una maratón entre la sede del Centro comercial, la Universidad del Quindío y la Gran Colombia, en donde existen dos puntos satélites de la Librería Universitaria.

Hace más de doce años, en un evento con un grupo de amigos metidos en esto del arte y la cultura, alguien propuso exaltar el trabajo y la contribución de Fernando Medina a la expansión de la lectura. La respuesta fue unánime y nuestro librero recibió el reconocimiento de la comunidad literaria del Quindío.

Vale la pena destacar aquí cómo la Librería Universitaria sigue siendo el único lugar de su género en donde existe una vitrina amplia destinada a exhibir la producción literaria de los autores quindianos. A este gesto de solidaridad de Fernando debe añadírsele el valeroso hecho de que, hoy por hoy, nuestras librerías colombianas atestan sus vitrinas con ejemplares del discutible género de la autoayuda.

Un sobrino suyo, Gustavo Andrés Guarín, residente en Buenos Aires, a manera de carta de despedida escribió un texto que reavivó el torrente de dolor en la sala de velación, ante el cadáver de Fernando. Se refería a esa particularidad del librero, de andar y desandar a Armenia, atado a su maletín lleno de libros, programado desde siempre para conseguir llegar tarde a todas partes gracias a su inmensa capacidad de saludar y despedirse de cada amigo, cada simpatizante del Polo, cada cliente, cada lector.

La fórmula practicada por Fernando, el librero, para alcanzar el perpetuo estado de incumplimiento horario era simple, según su sobrino: saludar durante media hora y emplear otra en despedirse. Como amigo suyo, desde aquel lejano 1960 en primero bachillerato del Rufino, puedo dar fe de ello. Viví su efusión siempre que coincidía con la maratónica ruta de Fernando.

De otra parte, debo confesarlo ahora, fueron muchas las noches en que intentó fugarse de esa dura realidad que lo circundaba en su solitaria vida, recién muerta Aseneth su esposa. Solíamos encontrarnos y emprender un lento peregrinar por las salsotecas de Armenia. Él, desde luego, gozándose a fondo el repertorio de música cubana de Senegal o de Soneros. Algunas veces se evadía de esas tertulias rumberas ante la urgencia de ver a María Fernanda, una de sus hijas, quien llegaba desde Argentina.

Como estudiante y después como maestro e intelectual, forjado en los avatares de esa década de floración de ideas enfiladas hacia la equidad social; luego como esposo, padre, y siempre como librero, refería Fernando que sólo una vez fue blanco de la represión del establecimiento.

En efecto, a raíz del histórico paro nacional del 14 de septiembre de 1977, bajo el gobierno de quien fuera el fundador del M.R.L. y llamado “el compañero jefe”, Alfonso López Michelsen, su librería fue allanada, bajo la sindicación de instigar al amotinamiento y el paro. Todo porque a Fernando le encontraron volantes en su inseparable maletín.

Al retomar el hilo del infatigable caminar y caminar del librero nos sobreviene, entonces, una pregunta a quienes tuvimos el privilegio de su amistad: ¿Esas cálidas, cotidianas y sempiternas despedidas suyas no serían premonitorias, como si el marxista ortodoxo supiera que se iba a ir primero que nosotros?

Consecuente con su concepción del mundo, pero en contra vía del caos horario del fallecido, el cortejo fúnebre salió a las cuatro menos un minuto de la sala de velación, sin cura, iglesia ni rezos, luego de la lectura de la carta escrita por Gustavo Andrés y leída por Carlos Alejandro, también sobrino.

Ya en el cementerio, rodeado de su gente, con el breve discurso de un dirigente del PCC, luego de cantar destemplados en su memoria el antológico Hasta siempre comandante de Carlos Puebla, la ventanita del ataúd, que permitía verlo, fue regada por un chorro generoso del brandy contenido en una botella que asía a modo de bandera Mauricio Alberto, su hijo, y que luego compartió con todos los presentes.

Entonces, desde el momento en que el cajón entró en la banda transportadora hacia el horno incinerador, comencé a experimentar un sentimiento de vergüenza que crece con los días. Parado, con sus amigos y dolientes frente a esa puerta, que de verdad conecta este más acá con el imaginado más allá, como músico de pensamiento situado en la misma frontera que el corazón, como simpatizando del Polo, experimenté la bofetada de saberme traidor. Comprendí, tarde, que era ese, y ningún otro, el momento en que yo debía haber tocado y entonado una canción con todos: La internacional.

Libaniel Marulanda
Calarcá, enero 23 de 2009


DESDE COLOMBIA. Hugo Hernán Aparicio Reyes


CIENTO VEINTE KILÓMETROS
CON WILLIAM OSPINA

Umberto Senegal, William Ospina y Hugo Hernán Aparicio Reyes



Advierto con profunda perplejidad
que el hermoso guijarro que abandono en el aire
se precipita recto hacia la tierra.…

Es tan sincero el mundo
que ni una piedra olvida tener sombra. (1)

El silbo de una llanta en desinfle motivó la voz de alerta de Fernando López –poeta haiyín de Cartago-, y la detención del vehículo en la berma. Rueda trasera derecha con herida en el costado. Diáfana atmósfera de altura andina, a medio camino entre Cajamarca y el peaje hacia La Línea. Cierre de octubre, próximo el mediodía.

Mientras hacíamos el cambio a cuatro manos, Fernando -propietario del Ford Festiva-, Umberto Senegal, mi hija Sarita, y este conductor, escoltas negligentes, perdimos de vista al célebre pasajero.

A pasos furtivos desanduvo la curva. Contrariando impúdicos supuestos, a tiempo de guardar señales reflectivas, herramientas y avería en el baúl, regresó sonriente, mostrando un pequeño trozo de roca.

-Aquí está la culpable. Observen su forma. La alcancé a ver un momento antes de pisarla.

William Ospina, agudo ensayista, erudito intelectual, poeta enorme, traductor, editor de publicaciones literarias, columnista de prestigiosos medios impresos, autor de los éxitos editoriales trasnacionales, Ursúa y El País de la Canela (dos extensos poemas lírico-épicos con arquitectura de novelas, relativos a la inaugural presencia hispana en los territorios amazónicos, mediando el siglo XVI, y a protagonistas de la gesta de conquista), figura insigne del post-realismo mágico, sucesor designado del fabulista mayor de Macondo e icono ideológico de la izquierda democrática, hacía conjeturas sobre cómo una arista del guijarro mordió y trozó las lonas aceradas y el caucho.

A su alrededor, escuchábamos atentos. Es inexcusable no haber conservado el arma llanticida que bien podría estar ahora en un estante de museo.

Nutriéndose y soñando,
tantas verdes criaturas dócilmente obedecen
las leyes del viajero.
Con sabia indiferencia se asoman al estruendo
de la ruta asfaltada
y no cuentan las horas y no turba sus vidas
la conciencia de ser o de perderse. (2)…

Y el peligroso avance sobre las mulas por las altas cornisas del Quindío
y el esplendor de un vuelo frío de pájaro sobre las nieves perpetuas. (3)

Procedentes de Calarcá, llegamos al hotel de Ibagué donde Ospina pernoctó la noche anterior. La instrucción telefónica fue esperarlo en el comedor y disfrutar del buffet matinal. Atrás quedaron una aurora quindiana teñida de ocres y malvas; el torturante tráfico por la vía de La Línea que, vista desde el aire, semejaría un cauce fluvial de intrincados meandros, atestado de naves en riesgosa competencia y doble dirección; el parador de La Paloma, a temprana hora aún inactivo, una fallida escala en Cajamarca en busca de tamal con chocolate, y la explicación del objetivo a cumplir: trasladar al ilustre tolimense nativo de Padua, corregimiento de Herveo, desde Ibagué, hasta la Fundación Nuevo Amanecer, en Tebaida, Quindío. Se realizaba allí un evento de la "Legión del Afecto" -programa de Acción Social de la Presidencia dirigido a población juvenil multiétnica-, que vincula a su amigo, Mario Flórez -a él dedicó la edición de Ursúa-, con el círculo literario de la revista "Cantarrana", de Cartago. De este hace parte nuestro poeta invitante, Fernando López.

Alguna pericia obtenida en frecuentes pasos por la carretera cordillerana, y la amistad que me une, tanto a él como a Senegal, justificaban mi presencia.

Colores, sabores diversos, ambiente de soleado reposo, colmaron apetitos y deleite antes de la llegada del anfitrión a la mesa, próxima a los jardines que circundan la piscina. Saludos, presentaciones, disculpas por la tardanza, antecedieron a su desayuno.

Hasta muy tarde trabajó en la habitual columna dominical de El Espectador (noviembre 2 de 2008), donde afirmaba la responsabilidad de funcionarios públicos frente a los asesinatos de civiles, reportados como éxitos militares:

Los grandes tiranos suelen masacrar a sus opositores, pero son pocos los casos en la historia de la infamia en que se maten inocentes para obtener medallas. El hecho es de la mayor gravedad, y no implica sólo a quienes han cometido con toda conciencia estos crímenes, sino a quienes no han sabido controlarlos…

Aspecto y expresión corresponden a las fotografías: estatura media, barba entrecana, tez clara, cabello largo recogido atrás, incipiente calvicie e indicios de sedentarismo, riesgo profesional difícil de eludir. Anteojos permanentes que ascienden al frontal cuando lee.

Extraño a poses de estrellato, deja clara desde el principio su autenticidad; cordial talante que le permite hacerse cargo sin molestia de la rutina inquisitiva de sus interlocutores, cada uno con particular interés. Obvio, iniciamos con sus dos más recientes libros.

El rey está muy lejos, gobernando sus yermos de Castilla,
……
El rey es el rey del mundo,
pero la selva es mía,
y ese ojeroso príncipe de piel de cera y manos puntiagudas
no podría avanzar con sus tacones de nácar por estos riscos de tristeza
donde la carne pierde toda esperanza… (4)

Sé de los doscientos cuarenta españoles que remontaron los montesnevados y cruzaron los riscos de hielo llevando cuatro mil indios confardos y dos mil llamas cargadas de herramientas, dos mil perros depresa con carlancas de acero y dos mil cerdos de hocico argollado, para ir a buscar el País de la Canela, y conozco la historia del primer barco que bajó de las montañas brumosas de los Andes y navegó ocho meses entre selvas desconocidas que crecían. (Ursúa) (Alusión a la aventura comandada por Gonzalo Pizarro y Francisco de Orellana, dos décadas antes del paso del protagonista de la novela por el mismo territorio)
Poco antes nuestros hombres habían capturado al señor de las cordilleras. Para ti y para mí, hoy, simplemente lo condenaron al garrote; para mis doce años, lo que ocurrió no cabía en una palabra: cómo cerraron en torno a su cuello una cinta de acero hasta que la falta de aire en los pulmones completó la labor del torniquete astillando los huesos del cuello…
Y el mundo de los incas vivió con espanto la profanación de su rey. Para los invasores era la muerte de un rey bárbaro, pero para los incas era el sacrificio de un dios, el Sol se apagaba en el cielo, los cimientos de las montañas se hundían, una noche más grande que la noche se instalaba en las almas. (El País de la Canela) (Referencia del personaje narrador a la muerte del Inca Atahuallpa, a manos de Francisco Pizarro y su mesnada)

Ahora sabemos que hacen parte de una trilogía, interconectada por episodios y personajes del descubrimiento y conquista de la franja ecuatorial de América. Hay ya escritas unas 80 páginas de La Serpiente sin Ojos, obra que cerrará la serie. Las fuentes, el prolijo trabajo de los cronistas de indias: Juan de Castellanos con sus 113.609 versos elegíacos de Varones Ilustres, convertidos en el poema más extenso de su tipo en español –de quien Ospina se declara admirado lector, inspiró su ensayo Las Auroras de Sangre, publicado en 2001, y quizás todo el gran tríptico-, Gaspar de Carvajal, compañero de Orellana por el ignoto Amazonas, Pedro Cieza de León, Garcilaso (el Inca), GonzaloFernández de Oviedo. "Él (Castellanos) es el mejor ejemplo que España puede mostrar de que su labor en América no fue un mero saqueo, une xterminio y un acto de depredación. Saber que hubo hombres como él, llenos de la cultura del Renacimiento, llenos de lenguaje…" (LasAuroras de Sangre)

Es evidente el vínculo emotivo de William Ospina con un tema que despertó su interés desde remotas lecturas. Esos bergantines construidos en medio de la selva –uno de estos cerca de la actual ciudad de Leticia- por aventureros crueles, delirantes, con precarias herramientas, acosados por el clima y las plagas del trópico, por codicias propias e impuestas, navegantes de ríos, mares, de rumbos y riesgos inciertos, simbolizan el espíritu de la presencia española en esta parte del continente. Alude al relato de Carvajal, a las razones de Orellana para incumplir el compromiso con Pizarro, a la numerosa población aborigen de las riveras amazónicas registrada por el cronista y confirmada por recientes investigaciones, al material escrito, aún inédito, que duerme en los anaqueles de Sevilla.

¿Por qué su regreso a las toldas de Editorial Norma luego de publicar en Alfaguara? ¿Por qué este último sello no difundió a Ursúa en España como sí lo harán los editores de su nueva novela?

Un gesto condescendiente acompaña la explicación que satisface en parte nuestra curiosidad: Norma, además de fortalecer su oferta en Latinoamérica, desea incursionar con fuerza en el competido mercado europeo. De paso nos anuncia los avances en la traducción de sus obras recientes, al francés. ¿Cómo un autor, en el momento que él vive, logra preservar su independencia? Respuesta: la sensación de libertad llega hasta la firma del contrato. A partir de ahí, calendario y reloj obligan. Por lo demás, en los artículos de prensa o en sus ensayos, no acepta imposiciones o restricción temática. ¿Su actividad internacional? Recién fue huésped de honor en España para inaugurar el festival VivAmérica, en compañía del ex-presidente Felipe González; la siguiente semana presentará El País de la Canela en la Feria del Librode Santiago de Chile, donde Colombia es país invitado; luego en Lima, La Paz, Buenos Aires, Montevideo y Quito. Días después en el más importante evento editorial de Latinoamérica, la Feria de Guadalajara. El teléfono móvil de modelo corriente sonó con frecuencia. Atiende las llamadas sin apremio, midiendo frases y compromisos. Nos enteró del encargo que le ha hecho la alcaldía del Distrito Capital para coordinar la actividad cultural del bicentenario de la independencia ysu propuesta de reunir los alcaldes de las principales ciudades del país para concertar objetivos, alcance y calendario de eventos.

Mientras firmaba cuentas y traían su equipaje, ocurrió la escena surrealista del día: el desmayo repentino de una mujer de mediana edad que transitaba por el lobby, nuestra ayuda instantánea, despreciada por el tarzán del hotel, la actitud casi rutinaria al levantar el cuerpo desmadejado, a manera de un fardo cualquiera, y la desconcertante indiferencia de botones, porteros y personal de la recepción. En segundos, la dama estuvo bien oculta. Tememos que no tan bien atendida.

Prefirió acomodarse al lado del conductor. Ya en marcha, a sugerencia de Senegal, comentamos al escritor la casual proximidad al colegio del barrio Versalles de Ibagué, donde mi hija cursa en áspera simultánea, el décimo grado y su rebeldía adolescente. Se presentaba la irrepetible ocasión de sorprender a Sara Helena, lectora inquisitiva, con su presencia. Accedió complacido. Así que, previo permiso de la profesora de turno, admiradora de William, pudimos cumplir el feliz objetivo. El saludo emocionado, un par de fotografías para el recuerdo, y la negativa de Sarita de regresar al aula. Por nada del mundo renunciaría a fugarse con nosotros a su Quindío, a su Calarcá natal. Mi firma en la planilla de control, y ya éramos cinco los viajeros. Circunstancias imprecisas condujeron la conversación hacia la poesía neohelénica, de la cual Senegal, desde décadas anteriores, es juicioso lector e investigador. Ha establecido con plena certeza que fue Belisario Betancur el primer traductor y divulgador de Kavafis -figura fundamental de la literatura en la Grecia del siglo XX-, en idioma castellano. Anunció la próxima publicación, en Cuadernos Negros Editorial, de un ensayo extenso sobre el famoso poema Ítaca, acompañado de diversas versiones publicadas a partir de la de Betancur, en 1958. Ospina, lector también de Kavafis, prefiere el poema La Ciudad. No obstante, lo entusiasma el proyecto. Sugiere a Umberto darlo a conocer a un amigo suyo, diplomático chipriota residente en Bogotá y experto en literatura griega moderna. La presentación del cuaderno podría hacerse en la Casa Silva, con la posible presencia de Belisario Betancur y otros escritores.


Tan lejos, de repente, vuelve ese viento antiguo
que desciende hacia el río, por los anchos cañones
del Tolima, curvando las cañas, despertando
voces sobresaltadas en los cuartos vecinos.…
Oigo gemir los camiones nocturnos
que cruzan rumbo a Caldas.(5)

Es como atrapar hojas en el viento que huye. Cuántas veces he mirado el paisaje por las ventanillas de trenes y buses, camiones y chalupas, sintiendo que esos árboles en fuga son una imagen de la vida, que todo cambia y se aleja para que nuevas cosas, nuevos rostros, nuevas realidades aparezcan. (6)

- Esos barrotes puntiagudos a lo largo de los costados del puente son disuasivos. Recuerdan lo peligroso que puede llegar a ser suicidarse.

El apunte del novelista al paso por el cañón del Río Combeima, variante glorieta de Mirolindo - Boquerón, derritió cualquier rastro de hielo y marcó uno de los matices predominantes en su conversación, el humor. Descubrimos otros: frecuentes citas textuales, recuerdos minuciosos que denuncian una memoria de asombro; poética fluidez en su discurso verbal. El conversador corresponde al escritor. Le agradan los viajes terrestres aunque dispone de escaso tiempo para disfrutarlos; también la ruta que tomamos eludiendo el tráfago urbano. No disimula reacciones de pasajero nervioso. Las variantes urbanas, los espacios abiertos en las periferias, opinó, son por lo general el mayor atractivo de las ciudades.

Escucharlo en diálogo desprevenido, sin pretensión de reportaje, con sus acompañantes -entre ellos Umberto Senegal, figura emblemática de la literatura quindiana-, instigó este texto y su formato: la anécdota del trayecto compartido, tejida con fragmentos de la obra de WilliamOspina que permiten apreciar, en mínima porción, su propuesta estética y hondura conceptual. Confirmar claves, sucesos, percepciones, oídos de su propia voz, en versos y párrafos de sus obras publicadas, dispensa emoción adicional.

…¿Por qué la última flor del horror es la belleza? ¿Por qué la últimaflor de la belleza es el horror?
…¿Por qué nuestro destino se parece tanto a nosotros?
…¿Por qué están asustados los espinos? ¿Por qué están tan serenas las garzas?
…¿Por qué todos completos después de tantas muertes?
…¿Por qué este mismo amor que hace tanto había muerto?(7)

Aludió Senegal a la sucesión de interrogantes del poema, El Director de Orquesta. Lo leyó con pausada cadencia, esforzándose para competir con el estruendo de las tractomulas. ¿Lo inspiró acaso el Libro de las Preguntas, de Neruda, una de sus obras póstumas?

William desconoce ese poemario de Pablo chilensis; le sorprende saber de su existencia. Sugiere alguna afinidad de construcción con sus propias Líneas –poemas de un solo verso de su primer libro, Hilo de Arena-, considerados por los estudiosos de la minificción como magistrales minicuentos: Espada/ Una implacable paz la está matando; Marineros muertos / Ya son el mar que amaban; Asesino / No se lleva el tesoro que arrebata; Amenazas/ -Te devoraré- dijo la Pantera- Peor para ti- dijo la Espada.

Hacia el mismo sentido del texto mínimo con fuerza de disertación, apunta su, Haiku de Hiroshima, que conmemora uno de los hechos más pavorosos de la barbarie. En las 17 sílabas y tres versos ortodoxos, están presentes, además del horror del holocausto nuclear, los elementos del haiku japonés clásico: lenguaje sencillo, naturaleza, estaciones.

Todas las hojas / de diez largos otoños / en un instante.

Al margen del relato, este improvisado cronista recuerda que intelectuales de la comarca desdeñan la brevedad del minicuento y del haiku. Aducen que síntesis y concisión no pueden darse sin extensos trabajos narrativos o poéticos previos de quien ose escribirlos. Subordinan además calidad a extensión. Dicho de otra manera, quien no haya escrito cuando menos una novela, no aspire a licencia deconstrucción minificcional. Sorpresa. William Ospina escribió excelentes microcuentos -aún sin proponerlos como tales-, y poemas breves, mucho antes de sus novelas; apenas preparando su primer librode poesía. Caso semejante a las Estampillas de Luis Vidales en Suenan Timbres, sin ser estos, referentes exóticos. Acude otra reflexión: la paradoja que plantea la obra de Ospina, cuyo aporte innovador reivindica el lenguaje de sobria exhuberancia, la descripción, el adjetivo, elementos en apresurado desuso y en apariencia contrapuestos a los cánones vigentes.

Las casas donde he vivido hacen viajes de noche,
vienen en silenciosas bandadas desde abandonadas ciudades,
desde pueblos que asedian carboneros……

¡En cuántas he vivido desde los grandes días de mi infancia!
Quiero esquivarlas porque traen,
como viejos papeles, el testimonio de otros que fui,
de muertes que esquivé, de insomnes radios arruinando las tardes,
de amores que fingieron ser el único amor, el verdadero,
y que después huyeron como los caudalosos años en que ardían.(8)

Saliendo de la infancia como de un cuarto en sombras
vimos esas mujeres cantando en los umbrales,
respiramos el ácido olor de los talleres
en donde fuertes brazos del color del verano
quemaban los metales.

Al fulgor de un relámpago corrosivo y continuo
yacían en calendarios indolentes muchachas
y afuera, al sol, amamos miradas evasivas
mientras giraban, ebrias, las sombras de las palmas. (9)

Una pausa de varios segundos me permitió interrogar. Su infancia y juventud, William. No hay detalles en los datos biográficos disponibles. ¿Mantiene lazos familiares con su pueblo de origen; con el Tolima? ¿Los visita alguna vez? Padua, donde nací y viví los primeros tres años, es corregimiento del municipio de Herveo. En la cabecera urbana transcurrió también parte de mi infancia y adolescencia. Hace poco, en algún evento público, coincidimos con el alcalde actual. Me invitó, el compromiso es ir pronto. El tiempo tiende a escasear. Después de Padua, por la filiación política de mi padre, durante los años de la violencia partidista, la familia tuvo sucesivos traslados: Manizales, Pereira, Fresno, Herveo, Cali. Esa ciudad me agradó desde la primera estadía y allá regresé después determinar la secundaria. Hice dos años de derecho en la Universidad Santiago de Cali, donde establecí relación con personas decisivas en mi formación intelectual y de escritor. Los más importantes, Estanislao Zuleta, Mario Flórez, quien insistió hasta el cansancio para que le mostrara los primeros poemas, escritos con urgencia creativa, pero acumulados al desgaire, sin ánimo de trascendencia. Cumplida la lectura, el dictamen de Mario fue concluyente: ¡Dedíquese a escribir, porque creo que usted no sirve para otra cosa!

tal vez el mundo volverá a fundarse sobre las conmovedoras e inconmovibles verdades de la poesía y ya no sobre los frágiles atisbos de la razón ni sobre las pueriles seducciones del lucro. (10)

Dejar un testimonio de asombro y gratitud por la opresiva minuciosidadde cada minuto, eso podría ser la poesía. Pero un solo minuto nos excede y, como decía Hölderlin, "faltan nombres sagrados". (11)

Hasta soñé con un poema que fuera una cuña publicitaria, con otro que fuera el catálogo de un almacén, pero esos poemas, sin duda posibles, no me han sido concedidos. Aquí están, de todos modos, viejas obsesiones de mi vida: Kafka, el horror del nazismo, la guerra, los dictadores del Caribe, Tolstoi, Borges, la muerte de Gaitán, Picasso, Virginia Woolf. Y, para comenzar, Nietzsche, pues fue bajo la luna de su agonía como empezó este siglo, el peor y, por supuesto, el más entrañable de todos. (12)

¿Y su epifanía, su génesis literario? ¿las personas que influyeron en la indagación lectora, en el hallazgo del talento? Su entusiasmo se renueva. Es curioso; para la presentación de El País de la Canela, en Bogotá, me di a la tarea de localizar e invitar a Gonzalo Jaramillo, quien entonces cumplió ese papel. Es un sacerdote que por aquella época –años 67, 68-, trabajaba en El Fresno. Tenía una biblioteca bien surtida y una colección de música clásica. Él detectó el interés porlos libros; me estimuló para profundizar en la lectura y en apreciación musical. Era corresponsal de El Espectador, a donde enviaba informes y noticias sobre sucesos locales y regionales. Cuando viajó al exterior en plan de estudio, me encargó escribir las notas para el periódico. El primer texto enviado y publicado fue la noticia sobre un incendio ocurrido en el pueblo. La fecha es imprecisa, pero debió ser en el año 68. Fue muy grato el reencuentro en el reciente evento de Bogotá. Terminamos en la casa de mis padres con una tenida musical inolvidable. No pretendí ser escritor de oficio hasta bien avanzada mi producción literaria. Los textos de pichón de periodista, enviados a El Espectador para honrar un compromiso con el amigo y mentor, jamás me suscitaron fe en algún inédito talento. Cuando intenté expresarme en el papel, me causó bastante dificultad hacerlo en forma diferente a la poesía. Todo se transformaba en versos.

Para Umberto Senegal, todo lo que de estos versos logre estar vivo y ayude a celebrar. Con un abrazo de William – La Línea. Octubre. 31,2008.

La detención en el taller montallantas sirvió para el intercambio de dedicatorias: William a Umberto en un tomo de poesía de Editorial Norma, colección La Otra Orilla, adquirido días antes con gusto premonitorio; el escritor calarqueño a Ospina, en el obsequio que preparó la noche anterior: una copia del Libro de las Preguntas, de Neruda. La mañana avanzaba. El sol casi vertical reportaba un atraso en el horario previsto que a ninguno de nosotros preocupó. Desde La Tebaida indagaban sobre nuestra ubicación.

De nuevo en la vía, William: este paisaje evoca a los románticos alemanes. Describen lugares y relieves con sin igual maestría. A propósito de literatura y alturas, siempre he pensado que en el Quindío tendría que existir una revista cultural con el nombre de "La Línea", en doble sentido: el famoso paso vial y el término línea, como verso, como reglón. De igual forma, en Manizales, en Caldas, otra con el nombre de "Letras", con análogo juego semántico.

Una última escala en el tradicional parador La Paloma, casi tan antiguo como la misma calzada. Degustado con bebidas lácteas, el tema fue el libro de haikus, Tierra de Nadie, de Salim Bellén; origen libanes, práctica Zen en París y residencia en Colombia durante varios años, hasta su reciente muerte. Dos especialistas, Fernando y Senegal encuentran valiosa la obra. Entre otros, contiene haikus escatológicos que leímos con curiosidad: ¿Será el trueno / o el pedo del monje? /noche de insomnio. Un rakusú / en la puerta colgado / ¿cuál monje caga?

No escapó del escrutinio la conocida amistad personal de William con el Nobel cataquero. Maestro, existen coincidencias biográficas notables entre usted y Gabo. De momento, recuerdo que ambos se iniciaron en la poesía a la misma edad. Versos confesos los suyos, no así los pre-macondianos. Dos de los sonetos piedracielistas escritos por García Márquez en el frío salobre de Zipaquirá, hace más de sesenta años, prosaicos recursos de seducción, salieron a empellones de mi memoria, corregidos al mismo ritmo por su amigo presente: Si alguien llama a tu puerta, amiga mía… Al pasar me saluda y tras el viento… ¿Los reconoce como suyos? ¿le ha mencionado el tema? Sí, efectivamente, hace algún tiempo le pregunté sobre esos y otros poemas que se le atribuyen. Su característica respuesta, fue: si son buenos, son míos. No es la única coincidencia. Los dos, provincianos, aunque antípodas; él de las ardientes bananeras, usted del helaje andino. Anota William; hay algo que recuerdo y que creo verdadero: un día García Márquez me dijo: ¿Cómo es tu pueblo natal? Y yo le contesté sinceramente: "es Macondo en una cornisa de los Andes, en la niebla". Continué; dos años de derecho, abandono de la carrera por cuenta de la literatura, amigos que influyeron en la sabia decisión… Sí, tiene razón; me lo hacía notar también Dasso Saldívar. Quiere profundizar en eso. Agrego otro dato. Nuestros padres, boticarios y músicos. Otros más, William, textos en El Espectador; ambos, huéspedes de Europa en su primera madurez

En Europa es de día pero es de noche en África.
Al norte del mar está el tiempo, pero está al sur la eternidad.
Los blancos pueblos industriosos construyendo la gloria del hombre.
Las negras lanzas nervadas custodiando la roja luna.
Las blancas piedras con forma de ninfas danzando en la nieve.
Las melenas de oro, las pieles rayadas, las criaturas de cuellos larguísimos como si fueran sueños.
Al norte del mar el insomnio en la noche, al sur la siesta en la tarde.
Al norte está la razón estudiando la lluvia, descifrando los truenos.
Al sur están los danzantes engendrando la lluvia, al sur están los tambores inventando los truenos.(13)
Ha muerto la edad media. Yo la vi, vasta y sola
en la tumba más bella del Sur, el claustro inmenso
donde blancas columnas se abren arriba en palmas,
en las solemnes naves jacobinas, que rayan
y doran y empurpuran los vitrales abstractos.
Allí, en el centro mismo de un palacio vastísimo
en un cofre dorado Tomás de Aquino espera
.…
Gracias al mar de acero y al faro que lo arrasa,
gracias a la honda noche que borró los cipreses,
y a ese perro que vela conmigo desde el peñasco.(14)

Edad media, Europa, Grecia, Tolouse, Antibes… Compartimos su juicio sobre el mal llamado oscurantismo. Cuño peyorativo de algún historiador amargo que con esa docena de letras tendió un manto gris sobre cinco siglos de rica e imprescindible maduración filosófica y política. Más adelante, en otra ocasión imprevista, William Ospina podría hablarnos de su primera permanencia en el longevo continente. Recordamos la anotación sobre Grecia, de la que sólo ha visitado la región peninsular, el Peloponeso. Tres personas de nacionalidad diversa, europea y americana, cada una en momento y condición diferente, le han confesado haber sentido que regresaban a sus hogares, a sus añorados sitios de origen o residencia, al llegar a las ciudades y pueblos griegos. Adquiere sentido; Grecia, cuna de la civilización occidental. Imposible reproducir la emotiva, plástica, descripción de su viaje y visita –cuántos años ha- al sur de Francia, a la Toulouse que encanta por su conformación urbana, ambiente y arquitectura, a la milenaria mole románica, Saint Sernin, de "vitrales abstractos", de prolongadas columnillas trefiladas en arquivoltas que semejan ramajes palmeados, soportes de las altísimas bóvedas. Solemnidad que guarda en cofre dorado los despojos de Tomás de Aquino, ideólogo de las claves moderadoras entre fe y racionalismo. Nos impresionó el relato de su noche febril en el camarote de un tren, yendo de Nápoles a Bríndisi en octubre de 1980, el sueño catastrófico que padeció y la confirmación al día siguiente del trágico evento telúrico en la región de Éboli, cercana a la ruta transitada. Antibes, en la Riviera, cerca de Cannes; su llegada a casa amiga, el cercano acantilado de los Alpes Marítimos, "el mar de acero", "la honda noche", el perro acompañante…Perdimos al interlocutor apenas coronada La Línea. Cabeceos intermitentes que terminaron en sueño profundo, nos privaron de continuar el goce de su charla. Honor que también nos hizo. Solo se concilia el sueño en un vehículo en marcha, con acompañantes y conductor de total confianza. Ni siquiera el errático comportamiento del freno en la última parte del descenso, advertido por todos, lo arrancó de los dominios de Morfeo. La Legión del Afecto. Gritos jóvenes, multicolores, música de Juanes en coro y a plena orquesta. impresionante explosión lúdica. Luego, el discurso exaltado de un funcionario oficial que puño en alto, gritaba consignas respondidas, también puño en alto, por la variopinta concurrencia. ¿No lo deja perplejo, maestro? ¿No lo inquietan esos gestos de ominosa recordación? Imposible preguntarle. William Ospina se había diluido en un multitudinario abrazo.

Hugo Hernán Aparicio Reyes


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Nota/ Los textos en bastardilla, numerados, son fragmentos de la obra poética de William Ospina, recopilada por Editorial Norma, colección La Otra Orilla, con el título de WILLIAM OSPINA – POESÍA.
Se citan elnombre del poema y el libro al cual corresponde con el año de supublicación.
(1) Oración De Albert Einstein. - ¿Con quién habla Virginia caminandohacia el agua? (1995)
(2) Sembrados de Fresno – Hilo de Arena (1984)
(3) Alexander Von Humboldt - El País del Viento (1992)
(4) Lope de Aguirre – El País del Viento
(5) Ahora – Hilo de Arena
(6) Unas Palabras Previas… - La prisa de los árboles (Selección de poemas)
(7) El Director de Orquesta - ¿Con quién habla Virginia…?
(8) Casas – Hilo de Arena
(9) Barrio – Hilo de Arena
(10) Prólogo – Hilo de Arena
(11) Unas Palabras Previas… - La prisa de los árboles
(12) Introducción - ¿Con quién habla Virginia…?
(13) Canción de Dos Mundos - ¿Con quién habla Virginia…?
(14) Antibes – (Para un libro en preparación)

DESDE COLOMBIA. Ángel Castaño

Poema de la penuria

“Su padre estaba afuera/ mi negra salió corriendo.
Yo me escondí en la bañera”
Suelto el lápiz. Mimos. Zapatos traviesos.
Camina por el abismo. Los niños corretean por la acera de enfrente. Hilos de memoria. Vestido de baño.
Plumas de pollitos.
Tengo reseca la garganta, preferiría un poco de agua. Prende la tele que no tarda en comenzar el noticiero. Tamborilea con una moneda. Hago monerías. No puedo evitar que la baba se derrame. Insolencia. Risita. Sólo quiero que la niña crezca sana.
No importa que seas una mariposa caníbal. Mi seso es exquisito.
Termitas embusteras. Autopista. Soslayo, adjetivo. Peceras. La falsa historia del policía muerto. Me duelen los ojos y las rodillas,
Inanición.
Antes de irse tuvo el buen gesto de dejar una nota sobre el comedor.
En ella decía que se había cansado de esperar
el poema que le prometí la noche en que nos conocimos.
Sabes que nunca dejaras de ser un escritor de baja estofa.
Tardaras toda esta vida en escribir unas líneas que valgan la pena.
Tus libros sólo serán leídos por tu grupo de amigos.
Y, si tienes algo de suerte, aparecerás en una antología de dudosa calidad, donde se dirá que fuiste un poeta menor
Me atoro con una ración de moscas.
Berrido.
Recetas culinarias. Mi mano crepita en tu nariz.
Nada
más (
Por ahora
).

DESDE PUERTO RICO. Arturo Yepes



VARADO EN SAN JUAN,
CON UNA CAMARITA




Un ángulo del Convento de las Carmelitas, a la derecha, donde puede apreciarse su conversión a multi apartamentos. La calle que baja es la Caleta de las Monjas, y a la izquierda la placita frente a la Catedral, por la calle Cristo.


En 1958 un mozalbete de 17 años viajaba hacia Estados Unidos a realizar su sueño de triunfar como caricaturista profesional. Poco se imaginaba el joven que, por un error de la agencia de viajes, lo que debía ser una escala rutinaria para cambio de aviones en San Juan iba a convertirse en una inesperada estadía de cinco días en la Isla. Efectivamente, cuando se personó al mostrador de Trans Caribbean para validar el boleto el empleado le informó que su vuelo era recién para la semana siguiente. Quizás el amable lector ya se habrá imaginado que la víctima de ese percance era yo.

Me entró pánico. Yo que iba derechito de la casa de mis padres en Chile a la de mis tíos en New Jersey, de repente me encontraba en un lugar extraño y sin conocer a nadie. Para colmo de males el poco dinero que traía no me iba a alcanzar para una emergencia como ésta.

Le pedí al taxista que me llevara “al hotel más barato de la ciudad”. Durante el trayecto le confié mi situación, y él, con ese espíritu hospitalario tan puertorriqueño, me hizo sentir mejor. Sirviéndome de cicerone me fue familiarizando con Puerto Rico: el aeropuerto del que veníamos había sido inaugurado apenas dos años atrás; el flamante Expreso Baldorioty de Castro que tomamos estaba en construcción(su primer tramo llegaba sólo hasta la calle Tapia donde había que desviarse para coger la calle Loíza); me hablaba del nuevo Puerto Rico que estaba gestándose bajo Muñoz Marín; de la industrialización de la Isla, etc., todo lo cual el improvisado turista escuchaba con fascinación.

(Plaza de Hostos) Donde está hoy la Plaza Eugenio de Hostos había un árbol gigantesco que servía de punto de reunión y solaz para los sanjuaneros. Al fondo se puede apreciar el Banco Popular.

Finalmente llegamos al Hotel Central(hoy Howard Johnson), en el Viejo San. Le pedí al empleado “la habitación más barata de todas”, no sin antes explicarle mi angustiosa odisea. Me asignó un cuartito de madera que habían construido en la azotea; ¡A $2.50 la noche lo acepté sin queja alguna!

Ya instalado, la próxima gestión era enviar un telegrama a mis tíos con la nueva fecha de mi llegada. (Sí, en aquella época se usaban “te-le-gra-mas”, unos mensajes escuetos que se entregaban a domicilio; para los de la generación del e-mail favor consultar con sus abuelos).

Cámara en mano(una vieja camarita que ya estaba de botar) me dediqué a caminar por las calles del Viejo San Juan y a retratar todo lo que veía a mi paso. Hoy contemplo estas fotos y comprendo por qué me enamoré de aquel pueblito cosmopolita que era y es el Viejo San Juan. Por aquel entonces su sector residencial estaba en total deterioro y, en muchas de las casas que hoy están hermosamente restauradas, vivían hasta una docena de familias. A pesar de esto, la antigua ciudad tenía un atractivo y personalidad muy especiales. A través de estos 50 años San Juan ha experimentado muchas transformaciones, pero, curiosamente, cada cambio le va añadiendo un encanto más.

En una de mis muchas caminatas llegué un día a la parte posterior del antiguo Correo, cerca de la Casita del Turismo, y cuál no sería mi sorpresa al toparme con el entonces vicepresidente Richard Nixon y una muchedumbre que lo vitoreaba. Recuerdo que le estreché la mano, al igual que muchos que se le acercaban. ¡Todo pasó tan rápido que no tuve tiempo de reaccionar y fotografiarlo! Nixon iba de regreso a Washington vía Puerto Rico luego de una desastrosa gira por Sur América donde había sido abucheado en casi todos los países. Aquí en Puerto Rico se le otorgó una recepción mucho más amigable, casi de desagravio.

Otra noche de exploración turística me llevó hasta el edificio de apartamentos Patio Español, en la calle Cruz. Me llamó la atención el ancho zaguán, y como no había portón de clase alguna entré hasta el patio interior que ostentaba un bello y frondoso árbol(hoy el edificio tiene no uno, sino dos portones; los tiempos cambian). Una tarja indicaba que en ese lugar, se había fundado, en 1846, la Sociedad Filarmónica, “una institución dedicada al fomento de la cultura musical puertorriqueña”. Originalmente, cuando era una edificación de un solo piso, funcionaba ahí un mercado adonde entraban las carretas tiradas por caballos; de ahí lo ancho del zaguán.

Cruzando la calle, justo al frente, entré al Cafetín 4 de julio (hoy restaurante Il Bacaro). En la vellonera coloqué discos de mi ídolo, Carlos Gardel, cuya voz, lejos de mi patria, me sonaba más emotiva que nunca. Un señor que estaba en el bar con unos amigos se acercó y empezó a relatarme anécdotas de la visita del artista a la Isla en 1935. Era Arturito Ramos Llompart, el periodista de El Mundo, con quien mantuve una gran amistad hasta el día de su muerte.

Tanto fue lo que me impactó aquella visita al Viejo San Juan, que, ya viviendo en Nueva York, todas mis vacaciones las venía a pasar aquí. En dos de esas ocasiones, en 1962 y l966, me hospedé en el mismo Hotel Central… aunque, no en aquel humilde cuartito de azotea.

En 1968 decidí abandonar Nueva York y venir a vivir definitivamente a la Isla. Desde hace 25 años soy un orgulloso residente del Viejo San Juan, y hoy vivo(¡lo que son las vueltas del destino!) en Patio Español, frente a lo que entonces era aquel viejo cafetín, el de la vellonera con discos de Gardel.

Me llamó la atención el zapato abandonado detrás de la estatua de La Primavera, en la antigua Plaza de Armas. A la izquierda González Padín, y hacia el fondo el Departamento de Estado y el Hotel Central.


Arturo Yépez

Caricatógrafo político de El Vocero

DESDE ARGENTINA. Aldo Luis Novellis


hablando con ella en la franja de gaza

yo solo quería escucharte
pequeña amiga
pero solo escuché un silbido penetrante
y una violenta explosión inesperada.

y entonces me quedé hablándole
toda la tarde
a tus bellos ojos negros
abiertos como dos claveles melancólicos/
muy cerquita de tu cabeza
arrancada de su cuerpo
por un maldito misil del sionismo asesino.-

Aldo Luis Novellis

DESDE ARGENTINA SILVIA LOUSTAU



PALESTINA

Donde nacen los goznes de la historia

lejos

sombrías centellas desgranan

llantos en racimo

lejos

la muerte bisbiscea detrás de cada hombre

vende huevos de serpiente

lejos

la vida arrodillada

escucha gatillar

la música del último laud

Silvia Loustau



DESDE ARGENTINA.Rolando Revagliatti


El deceso

El deceso de Augusto enluta
al Banco Riggs de Washington

El deceso de Augusto José enluta
a la Agencia Central de Inteligencia en Chile

El deceso de Augusto José Ramón
enluta a Margaret Thatcher y a la institución liderada
por Juan Pablo segundo

El deceso del General Augusto José Ramón
enluta a su consejo militar de 1973

El deceso del General Augusto José Ramón
Pinochet Ugarte
enluta el 10 de diciembre de 2006
Día Universal de los Derechos Humanos

a los Chicago Boys y al caballo sin jinete
escoltando al féretro.

Rolando Revagliatti

TERMITERO:DE AQUÍ, DE ALLÁ, DE TODAS PARTES



Aquellas vidas intensas que pasan mientras nosotros vivimos la nuestra

Querid@ amig@,

El blog de la revista Vericuetos hace un homenaje a nuestro querido amigo y colaborador GILBERTO OLVER DE LEON quien nos dejo para siempre hace una semana. Por favor pulse el siguiente enlace para visualizar el blog y ver las entradas : In memoriam Gilberto Olver de LeónAdios a Olver de León http://vericuetos-paris.over-blog.com/ Te recuerdo igualmente que cada árticulo publicado en este blog tiene activado un enlace " ajouter un commentaire" al final del árticulo para que puedas expresarte si lo deseas. Si tienes alguna sugestion, propuesta poética o narrativa, un árticulo o un ensayo literario que quieras publicar, por favor lo envias a la siguientes direcciones electronicas : Efer Arocha : arocha.efer@wanadoo.fr y a Libia Acero-Borbón : libiahb@aol.com Muy cordialmente, Libia ACERO-BORBON

Nosotros y los otros

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Convocatoria

"Valores & Principios de Las Artes" - Febrero de 2009 - Arte del Mundo, Portal Internacional de Artes Plásticas & Visuales en Hotel Casino Sol Victoria de (Entre Ríos, Argentina)Pintura, Fotografía, Grabado, Técnicas Mixtas - Esculturas sólo de la Prov. de Entre Ríos Obras a Seleccionar: Solamente dentro de una estética Surrealista, Simbólica y Abstracta.Inauguración: 6 de Febrero de 2009Cierre: 6 de Marzo de 2009. Recepción de Obras: 28, 29 y 30 de Enero de 15 a 19 horas en Castro Barros 823 - (entre Av.Independencia y EEUU), Ciudad de Buenos Aires.Presentación de las Obras:Artistas integrantes de http://www.artedelmundo.com.ar/ aceptados directamente.Artistas no integrantes: Consultas al 011-4931-8414 (martes a viernes de 15 a 19 horas) o bien con la Lic. Claudia Sanzi al 011-3535 0682 ó 011-15-6154-7498 de 15 a 18 hs . Consultar costos por teléfono, ya que el mismo varía por el tamaño y peso de la obra en referencia al traslado.Selección de Obras: Se realizará una selección de obras solamente dentro de un estilo surrealista, simbólico y abstracto, en todas las disciplinas.Para artistas de la Provincia de Entre Ríos consultar telefónicamente Cel. 034 36 - 15 45 75 10 para coordinar el envío directamente al lugar de exposición. Pequeño formato hasta 0.30m (4)- Mediano Formato hasta 0.60m (2)- Gran formato hasta 1.00cm (1)-//// (1)-(2)-(3)- se considera una obra Las obras a exponer deberán estar preparadas y listas para colgar con con pitonesen el borde interior del bastidor y alambre y certificado de autencidad en el reverso de la misma,sin vidrio y sin marco en el caso de Pintura y Grabado, excepto el enmarcado tipo "caja". Fotografía sin vidrio ni marco montadas sobre foamboard. Cualquier duda consultar. Para la confección de las tarjetas de obra, cada artista deberá enviar por e-mail el nombre de la obra/s- medida/s- Técnica - PrecioCoordinación : Pablo PeezCultura de Arte del Mundo en la Prov. de Entre Ríos: Escultor Mario Oviedo : Cel. 034 36 - 15 45 75 10Curaduría : Lic. Claudia SanziDirección & Gestión Cultural : Jacqueline Klein Texier

Al sur del sur, desde los bordes del desierto

Amigos, les dejo algo. Libro agotado que seguramente nunca más editaré. Recibía tantas críticas por mi poesía neutra, sin entorno geográfico, que acá, agoté mi paisaje de infancia. http://agonistas-del-fin-del-mundo.blogspot.com/ Ojalá lo disfruten. mi abrazo de sur. aldo.-
aldo luis novelli/ desde los bordes del desierto.- http://www.la-sed-infinita.blogspot.com/ http://www.fluidos-virtuales.blogspot.com/ http://www.otros-fluidos-virtuales.blogspot.com/

La poesía es un oasis luminoso en medio del desierto. El poema es la sed.-

Fotomatones

Estimados amig@s,

ElCarromato les informa de la creación de un blog donde se irán colgando las imágenes de los Fotomathones.

La dirección es http://fotomathonelcarromato.blogspot.com/Aprovechamos para desearles una Feliz Felicidad para este nuevo año y para los siguientes!!!Tengan buen día soleadoy quizás helado,

ElCarromato