La artista colombiana Doris Salcedo entre los seleccionados por El País.com
29.11.08
HOMENAJE A LOS CREADORES DEL AÑO
La artista colombiana Doris Salcedo entre los seleccionados por El País.com
DESDE FRANCIA. ACTES DE PRÉSENCE
Vías y voces
Las vías son probablemente múltiples : buenas, malas, únicas, de doble sentido, terrestres, marítimas, aéreas, en obras, sin salida, resbaladizas, peligrosas, impenetrables, desviadas... ; también resultan ser mediadores — vías autorizadas, seguras, jerarquícas, diplomáticas — o medios. También pueden dar la medida (la de lo ancho de un corte de sierra) o indicar el camino que sigue una señal (eléctrica, acústica...). Sin olvidarse de las vías naturales : digestivas, respiratorias, etc. Pero para subrayar bien la multiplicidad de las vías, es preciso que tenga la palabra francesa (voies) una "s" para que no sea "la" vía o, a lo mejor, una "vía".
En cambio, "voces", sin determinante, no nos dice si debemos entenderlo como lengua de los tópicos, como "la" voz — del Señor, de la Razón, de Big Brother — o si, al contrario, hemos de tomar en cuenta la multiplicidad de las expresiones, la polifonía, la pluralidad, el pluralismo de las vías que se abren ante nosotros y frente a las cuales hay que entregarse a las acrobacias de alto vuelo que es el escoger.
Les proponemos reunirnos con la ocasión de Poétrie 2009 para tratar de explorar las múltiples vías de expresión de las voces que nos ofrece el arte, para alzar la voz, tomando, como de costumbre, vías imprevistas con varias voces.
En el espacio de la creación artística cada voz es una vía, cada vía de expresión siempre permite que las diferentes voces se oigan. Por las vías que le son propias, el 4 de abril próximo, traiga Usted a Poétrie 2009 la contribución de su voz.
Texto dirigido a los artistas de Actes de présence y a sus amigos
Invitación a participar a Poétrie 2009
Secretaria general de la asociación
para la traducción al español)
París, 13 de noviembre de 2008
o por correo postal :
DESDE PORTUGAL. OSVALDO MACEDO DE SOUSA
Esta sequencia de artigo sobre definições de conceitos do mundo do humor, parece uma grande paródia à realidade, já que por muito que tentemos diferencia-los, acabam sempre por se confundir, e só mesmo os estudiosos, que perdem seu tempo nestas deambulações labirínticas das palavras e seus significantes é que conseguem ver as nuances.
Costuma-se dizer que a vida não passa de uma grande Paródia, mas mais uma vez estamos a empregar mal as palavras, porque o sentido mais popular de Paródia, ou seja uma grande brincadeira, não é o sentido conceptual da palavra. Será mais correcto dizer que a vida não passa de uma anedota humorística, de um chiste.
A Paródia é a utilização de factos, situações, estilos, realidades concretas e com usa-las como género, como estilo, como tema para em comparação fazer humor. Por exemplo usar uma peça de teatro bem conhecida e “adulterar” o sentido das palavras para transmitir a nova mensagem no jogo da mesma representação anterior com um sentido novo. No caso do desenho é usar figuras de personalidades conhecidas ou o estilo de um artista plástico célebre para dar novo sentido á mensagem que se quer transmitir.
Por isso quando o povo diz que a noite anterior foi uma grande paródia, quer dizer que imitou a realidade em novas situações humorística, mas fê-lo sem ter consciência da utilização de elementos de imitação para parodiar o sério com o humor.
DESDE ESPAÑA. Francisco Piedecausa
El jurado del Premio de Humor Gráfico “Antonio de Lara, Tono”, presidido por Antonio Mingote, y compuesto por Felipe Hernández Cava y Federico del Barrio (Caín) y Luis del Val, ha otorgado el galardón en su edición de 2008 a Idígoras y Pachi por sus colaboraciones en la prensa. El premio está dotado con 9.000 €.
Llevaron sus caricatografías a distintos diarios malagueños y comenzaron a publicar, por separado, en Sur, La Gaceta de Málaga, El Sol del Mediterráneo o Diario Málaga. En el año 92 decidieron ir a la redacción de El Jueves a mostrar sus trabajos y fue el director de la revista, el gran Gin, el que los convirtió en pareja de hecho humorística.
En El Jueves publicaron las series Pascual, mayordomo real, Los Aznar en la Moncloa, El Último Grito y El perro de la Casa Blanca.
En El Periódico de Cataluña estuvieron publicando sus trabajos durante un año.
También han publicado en el Grupo Vocento, La Voz de Cádiz, SuperMortadelo, El Médico, el Periódico de La Farmacia, etc...
En El Mundo de Andalucía también hacen una tira diaria sobre las cuestiones andaluzas.
En El Magazine de El Mundo muestran las peripecias de Alicia, institutriz de Leticia y de Manuela, trabaja en La Zarzuela.
En ese mismo diario publicaron una página de cómic titulada Bokerones fritos, cuyas historietas fueron recopiladas en un volumen por el Salón del cómic de Almería.
DESDE COLOMBIA. José Nodier Solórzano Castaño
Mi gran ilusión es que el primer libro publicado sea Conversaciones con el pez, de Elías Mejía. Pero eso ya depende de la Gobernación del Departamento, quien dispondrá una parte de los recursos y ejecutará el proyecto.
¿Cree usted que los quindianos poseen una obra significativa que los pueda identificar y posicionar en el contexto nacional?
¿Quiénes son los autores quindianos de la contemporaneidad invitados a asumir el legado de voces como las de Luis Vidales, Carmelina Soto, Humberto Jaramillo Angél o Jaime Buitrago y cuáles son los géneros que impulsará la Biblioteca de Autores Quindianos?
Sirvió de mucho. Para mí fue la oportunidad de descubrirme como aficionado a la escritura, y fue la extraordinaria oportunidad de descubrir que la literatura, para corazones valientes, no es una forma de vida, es la vida misma. En esa época me fue revelada la intensa y profusa cobardía que perturba y acogota mi práctica literaria.
¿Ha considerado la posibilidad de crear una página web que muestre internacionalmente las creaciones culturales de los creadores quindianos? ¿Qué hace falta para ello?
No. Y qué bueno sería hacerlo.
¿El ideario creativo mínimo que propone para la literatura regional en Historias del prologuista es real? ¿Quiere explicarlo para nuestros lectores?
¿No se puede afirmar que el Solórzano Castaño de Historias del Prologuista, sea un heterónimo al estilo de Pessoa; pero, quizás, se pueda llegar a pensar tal vez en un alter ego? ¿Cuáles son las diferencias esenciales entre los dos Solórzano Castaño?
Hay un real y otro de papel. El real es cobarde, indisciplinado, amiguero e impotente para cambiar el mundo. El de papel también es impotente, pero además es vanidoso y egocéntrico. El real es tímido. El de papel es conflictivo y estulto. Si juntamos las virtudes de ambos no armamos un currutaco de ser humano. Dejémoslo así.
¿Acertó Carlos Alfredo Villegas al sugerir en la presentación de Historias del Prologuista que esta obra es en realidad una novela y no un libro de cuentos?
Villegas Carlos Alfredo lee mal. Él es proclive a la desmesura. Además es un hombre entrado en años, golpeado con crueldad por el tiempo. Las historias del prologuista es un libro de cuentos. Y no es bueno. Es regular, muy regular.
¿Quién es en realidad Carlos Alfredo Villegas, cómo surge en su novela y qué relación tiene con el prologuista?
Villegas Carlos Alfredo, ya lo dije, es un personaje candoroso, que ofició de Secretario General de la Asociación de Escritores de Ficción Ficción. Villegas es un tipazo. Es de los pocos colombianos que aún prestan plata sin interés. Es un gran personaje, porque tras sus lentes bifocales anidan, o pueden anidar, las mejores intenciones.
Muchos dicen que el Sida y la arteriosclerosis son las enfermedades del siglo XX. Yo creo que no: creo que es la impotencia. Y sobre la impotencia podemos decir que si bien ya es curable en lo físico y sexual – para ello se inventó el sildenafil, para ese uso-, no se encuentra cura para la impotencia mental y emocional. Cayó Wall Street, murió el neoliberalismo, y uno supondría que llegó la hora de encontrarle cura a la impotencia. Es difícil, pero podríamos partir de intentar una cura para la arteriosclerosis múltiple mental, que actualmente es padecida por casi 28 millones de colombianos. Eso lo dicen Gallup, creo, y otras encuestadoras nacionales
Yo me siento impotente para ayudar a combatir la impotencia.
Al parecer, existen ya en la literatura quindiana quienes son señalados como los hipotextos que podrían perfilar bien la caricatura del prologuista. ¿A quien corresponde en la vida real y cómo se inspiró en él?
Responderle ese asunto sería tanto como querer que yo le responda, violentando mi talante de hombre discreto, que Umberto Senegal y Carlos Alberto Castrillón son los mejores prologuistas, e intelectuales, que tiene el Quindío. Yo no lo podría decir, porque estaría cometiendo un error propio de la imprudencia y cometiendo una injusticia con otros escritores de la región. No me crea tan candoroso, por favor, y no me ponga trampas. Recuerde que la literatura quindiana es un territorio minado por la desesperanza.
Ahora, ¿Cuál de los dos responde este cuestionario?
Yo no quiero saber nada del prologuista. Es volador quemado. Déjeme tranquilo. Respete el dolor ajeno.
DESDE COLOMBIA. Hugo Hernán Aparicio
Se me pide seleccionar y hacer una breve nota introductoria a las obras en construcción, de tres mujeres quindianas cuyas edades individuales no se acercan todavía a la treintena: Leidy Bernal, editora de la Colección Cuadernos Negros, investigadora y minicuentista; Angélica María Beltrán, egresada del programa de Literatura de la Universidad del Quindío; y Beiddy Muñoz, colega de la anterior, docente universitaria y realizadora de programas radiales. Con ello se pretende reconocer la existencia de una generación femenina de relevo que conserva vivo un fuego obtenido con yesca, eslabón y pedernal por celebradas cultoras del género, en comprensión geográfica del Gran Caldas, algunas en trance de justa revalidación: Carmelina Soto, Maruja Vieira, Dolly Mejía, Dora Castellanos, y en más recientes calendarios, Esperanza Jaramillo.
Tres formas particulares de bucear en sus propias profundidades interiores, de observar y comprender el mundo estrecho del lar comarcal, para confrontarlo con una exigente contemporaneidad global que, al pusilánime, desconcierta y disuade. No son frecuentes casos como estos de superación de la banalidad anulante, de la planitud de caracteres y de precarias angustias existenciales o sensibleras, a favor de la exploración audaz, de la afirmación de identidades con filos, aristas, y jóvenes fervores. En cada una de ellas se adivinan lecturas previas y tendencias más o menos trazadas. Nada definitivo, desde luego, pues tan ciertos son los entusiastas apremios que guían sus poemarios, como las lecturas en espera y las amplitudes pendientes de explorar. Si me exigieran un denominador común para estas obras en franco proceso de maduración, me inclinaría por el compromiso lírico innovador y el oficio literario que en ellas es latente. Cabe el optimismo en el porvenir poético femenino del Quindío.
Hugo Hernán Aparicio Reyes
POEMAS DE LEIDY BERNAL
No esperes
que la muerte te olvide.
Vendrá por ti
cuando no te queden hojas
y seas espacio para habitar.
_______________________
Cadáveres como espejos
amplían espacios.
Fragmentos de vidrio
llamando la atención
de los vivos.
Cuánta soledad
en ojos caminantes
que miran sin mirarme.
_______________________
Cuánta basura habita
en besos de los amantes.
Sus cuerpos,
sombras marchitas.
Flores cerrando puertas de otros días.
________________________
Esperar la llegada
del pasado, cada día,
entorpece los instantes presentes
olvidados.
Si el pasado no llega
y el presente se fue, no queda más
que volver a morir.
_____________________
Espera,
caminante invisible de mi sangre.
Bebe de mis ojos sin saciarte,
sin abrir los tuyos.
Deslízate por mis venas,
como si fueras hombre,
hambre o sangre de mi cuerpo.
______________________
No llores, me dijo.
Contesté que no sabía
nada de la noche,
que una canción
escapó de la aurora.
¿Es aquella que cantan las hojas
en el funeral del caracol?
Parece, respondí.
Pero es imposible
confundir la voz de seda
con que la entonaban
los murciélagos.
No llores, insistió.
Le conté que ya no
existen las frases
que puse en el jarrón
que sólo hay palabras
marchitas.
¿Es aquella que danzan los cuervos?
Parece, respondí.
Pero extraño la danza
de las margaritas.
Desde que los búhos
robaron mi violín,
la música con que
las acompañaba, murió.
_______________________
Deseo escribir
con el lenguaje que hablan
a través de mí, los sueños.
Exigirles que dicten
el silencio que acude
cuando los ojos se cierran
y se abre el sueño, donde
las palabras esperan
mi lengua para poseerla.
El sol guarda en sus bolsillos
los cuerpos perdidos
de los transeúntes.
Sus pieles roban al sol su piel
y caminan y caminan.
Pasos envejecidos
ladran en mi almohada.
____________________
Escribo el día
para que anochezca
y la noche llega.
No es de día ni de noche,
pero escribo, escribo.
Una serpiente canta
y llega el día.
Escribo sobre la serpiente
el día, y canta sólo noche.
Amanezco.
Anochezco.
Canto.
POEMAS DE ANGÉLICA MARÍA BELTRÁN
ORACIÓN A LA DIOSA DEL AJEDREZ
Querida Kaisa,
tú que habitas a la siniestra de este juego vital,
tú que miras con fijeza el terreno de estrategias,
que mueves los hilos de Aquello
que yo peón de la vida ignoro,
haz que descienda de la opresión de mi reino
y que airoso camine entre ruinas de torres y jinetes.
Absuélveme de jugar cruel retozo,
déjame pacer en este campo de mirra y lloro
y ver los ojos de mi amada, reina enemiga.
Si aún es posible,
déjame habitar en la intemperie;
haré de mí, pasto de caballería,
y podré en el otro extremo,
recuperar mi vida
en el paraíso de los peones maltrechos.
VARIACIONES EN TORNO A UNA PUERTA
Rememora los placeres del viento,
va y viene para sincronizar
con los corazones de los árboles del no-olvido.
La puerta no olvida sus raíces,
sus pies de fango;
a veces delira con muñones y bastones de palo.
En los días de invierno
estalla contra los marcos
para sacudirse la nostalgia.
Cuando ya no puede
con tanto hastío,
se desquita contra los dedos
de algún niñito distraído.
RECUERDOS
Con qué valentía saltas la cuerda y dibujas columpios para mis sueños.
Del cine aprendí a soñarte en cámara lenta y a rebobinar tu sonrisa en mi memoria.
Cuando jugamos a las muñecas con tanta sinceridad te convierto en mi esposa.
No sé si lo has notado pero tu madre no desea que siga siendo tu mejor amiga.
ARACNE Y YO
Cuando el día borra el escorzo del silencio
soy la medida de mis angustias.
El amanecer se esfuma,
mis ropas huelen a tierra.
Presiento el odio de este día,
el cólico de las mañanas.
Preparo las agujas,
hilo piedrecitas,
ahorro mi suplicio.
Dobles mis pies,
dobles mis manos,
tan perfecta como una araña.
UN CASO PARA AUGUST DUPIN
En posición de loto
las sospechosas gafas
descansan sobre el escritorio
RENDICIÓN
Las manos alzadas
señalaron el final de la guerra.
Hoy perdí la batalla
en el campo de tu vientre.
POEMAS DE BEIDDY MUÑOZ
TU TACTO
La luz blanca es la que te gusta
observo la palidez de tu piel
no estabas tan transparente
desde tu primera comunión
te tornas oscura
mientras te quitas las hojas
y tu semilla rosa
se desmaya ante mi saliva.
¡Eres tan dulce!
Panela ron cocaína
tu vida en tres palabras,
aguadulce es lo que más extraño de mi abuela
dices con tus ojos de atardecer
no pudiste quedarte allí
o partir desde aquel momento a la cercanía de mis brazos
pero con Pastor López y La Lambada
aprendiste que en los pies nocturnos
se guarda es secreto vaginal
en un buen baile se descubre
la grande y abultada
caballerosidad del macho
la arritmia candente que aúlla en las caderas.
Todo no importa cuando nos besamos.
tus otros dos gustos son mi delirio
servidos con doble porción de tus senos
hacemos cebras peatonales en nuestras espaldas
que desaparecen antes de la exhalación
y no quema el licor amarillo
en tu piel
porque ácido es lo que sudas
matándome con pasión
con cada gota que de tu abdomen se desliza al mío.
¡Eres tan mía!
como tuya es la barra en la que te deslizas
todos los sábados
y ¡Te amo tanto!
que te siento en cada escalón que subes
llevando de la mano
a tus mejores clientes
mientras yo sigo
noche a noche
tocándote con mis ojos.
¿GNOMOS?
El 90% de las mujeres lo esperan
quieren desgarrar su pelvis como porristas
y poder parir cuarenta penes
amarrados con un brazo,
sentir felicidad
pezón lacerado
cabrito cabrón
bebiendo calostro.
La “realización de la mujer”
es cuento de los gnomos
así como la fidelidad masculina.
El valor de la mujer por tener un hijo
es igual al precio del hombre
que tiene dos mujeres al mismo tiempo.
No hay 10% placentero
sino diez minutos de satisfacción
causados por diez milímetros de piel,
femenina, por su puesto.
No a la ignominia de senos y nalgas
no estamos hechas de labios
ni somos una gran vulva que camina
caminamos con las tripas
con ellas nos vestimos.
No necesito de ti, hombre, para ser infeliz
tomo mi propia mano
y sonrío hasta la muerte.
VAIVIENE
Recuerdo que nuestras geografías fueron conocidas. Las manos podían palpar más allá de la piel, se podía sentir cómo tu sangre recorría con ligereza el cuerpo y erectaban las sensaciones en rápidos centelleos de picardía.
El sumario ordenaba
No hay orden
DESDE COLOMBIA. Harold Alvarado Tenorio
El pozo (1939), de Juan Carlos Onetti (Montevideo, 1909-1994) rompió las convenciones literarias de su tiempo anunciando la nueva novela. Nadie había narrado hasta entonces con lirismo tan cruel y amordazado [«Todo en la vida es mierda y ahora estamos ciegos en la noche, atentos y sin comprender»] el desarraigo del hombre, en el mismo momento que el mundo se venía abajo con el auge del nazismo, los estragos de la Gran Guerra y los conflictos económicos e ideológicos de entonces, con sus oligarquías dominantes, sus dictadores y caciques.
Este libro hondamente pesimista, creó, en Eladio Linacero, el arquetipo del antihéroe onettiano, «sólo y entre la mugre». Soñador, enamorado de la juventud y la inocencia, no encuentra otra forma de realizar su sueño que raptando una adolescente, Ana María. Lázaro, el militante, tiene un ideal; Cordes, el poeta, sus bellos pensamientos, pero para Eladio no hay sino un sentido de culpa y la certeza de vivir aislado en un mundo de eterna oscuridad.
La vida breve (1950) es una larga novela que marca el punto culminante de su carrera como narrador. No sólo cuenta la vida novelesca de un novelista, Juan María Brausen, sino la novela o el guión cinematográfico que escribe, la crónica que hace durante el relato que Onetti hace de su vida y que llega a confundirse con ella, trascendiéndola y salvándola. El personaje central es un alienado e introspectivo publicista que vive con su esposa, [Gertrudis, que ha perdido un seno a causa de un cáncer], una atroz intimidad de mutuo desamor. Al ser cesado del trabajo, incapaz de enfrentar la nueva situación cae en una serie de fantasías, o argumentos, tratando de dar sentido a la confusión: unas veces es el bandido Arce, que vive con una prostituta y vende drogas en las calles, o el médico cínico Díaz Grey, para quien Brausen inventa un amor con la joven Elena Sala. y un completo escenario: un lúgubre puerto de río llamado Santa María. De esa manera Brausen lleva a cabo su batalla contra el anonimato, queriendo vivir y morir sin memoria.
Puerto de Santa María es el lugar, la tierra, el nombre feliz lleno de sol, de gentes, de árboles y soledad donde el autor y los personajes hallan salvación. Una ciudad irreal, limbo terrestre donde viven el tormento de la vida breve sin importarles el futuro, ausentes de pasado y sin necesidad ni interés por comunicar algo a los otros. En Santa María los personajes existen absortos en un tiempo que es un presente invulnerable al pasado y al futuro. De allí que mientras Brausen escribe una novela, Onetti escriba la que leemos y los personajes tengan que huir de Buenos Aires o de Montevideo, a Santa María, para encontrar libertad, porque sospechan que es el otro mundo, un país de maravilla, una ciudad literaria.
Santa María está hecha de los sueños de Brausen como Brausen de los sueños de Onetti, quien deja a aquel crear en su memoria y sus delirios la ciudad. Brausen sabrá de la realidad de sus sueños mientras su mujer llora, dormida, y Onetti, que comparte con él un despacho, le hace buscar la salvación en la habitación de la Queca, su vecina de aquel. En esa habitación, «naturaleza muerta» donde se oyen todos los ruidos del mundo y desde donde siente los suspiros de su mujer que sufre en sueños, Brausen, -que se finge Arce para gozar de la pureza ilusoria de no tener pasado y se realiza en Díez Grey haciendo que el ayer no importe y la historia de su personaje sea impotente ante el hoy de Santa María-, se mueve adentrándose en sí mismo como por el espacio irreal de un cuadro. Los objetos, sucios y podridos, reposan con obstinada inocencia, ajenos al devenir, desnudos en su existir, mudos y discretos pero apoderándose del intruso. Absorto en esa paz que contagian los objetos llega a la existencia pura, recorre el alma, el cuerpo, la persona toda de la Queca, logrando una intimidad irrecuperable con ella. Decide entonces asesinarla para lograr el vacío total. Pero un otro, real, la mata por él. Brausen alcanzará la plenitud del ser cuando, en compañía del asesino real, se entrega a la policía.
La vida breve es una elegía-despedida a la vida sin pasar por la muerte; la conciencia de la soledad y de nuestros falleceres diurnos y nocturnos. Y el rechazo, también, a todos los valores que se nos han impuesto. Brausen inventa una realidad para vengar la realidad no elegida pues, como artista, tiene la facultad de crear otros mundos para escapar de la insoportable continuidad de la existencia.
La imposibilidad de comunicación rige El astillero (1962), su pieza maestra. La novela está dominada por la persona de Junta Larsen, un hombre duro, lacónico y rebuscador, antiguo propietario de un burdel que había aparecido por primera vez en Tierra de nadie y que también forma parte del elenco de La vida breve. Las visiones ideales de la juventud de Larsen, sus subsecuentes sueños de riqueza y poder, le han eludido; ahora está al final de su larga maniobra. Vuelve a Puerto de Santa María y se convierte en un muy bien remunerado gerente de un astillero. De hecho, el astillero es un despojo del tiempo y el salario mera imaginación, pero Larsen, como los otros empleados, entran a gusto y con aparente convicción en este juego kafkiano: estudian archivos envejecidos, hablan de barcos que hace tiempo desaparecieron, cortejan a la enferma hija del patrón. La crisis se precipita cuando uno de los empleados se rebela contra este mundo absurdo, y Larsen, fallando al intentar asesinarle, enloquece y muere.
Para Larsen la vida se nos va haciendo nada, una cosa tras otra sin interés ni sentido. Pero a pesar del fracaso y las degradaciones, su heroísmo reside en tratar de encontrar algún sentido a su constante lucha por sobrevivir, sabiendo que crecer es fallar pues sólo en la juventud somos capaces de amar y tener esperanzas. Al cerrar el libro tenemos la certeza de que la muerte es la única que puede salvarnos del absurdo de vivir, librarnos de esa pesadilla que es la vida adulta.
El asunto de Juntacadáveres (1964) es un fragmento de la vida de Larsen, cuando, al establecer un burdel en Puerto de Santa María, asiste a la realización de su ideal. Refiere paradójicamente los precedentes de la expulsión decretada por el gobernador, de Larsen o Junta, quien murió, según se cuenta en El astillero, de pulmonía en un hospital de El Rosario.
Santa María es ya una ciudad en plenitud ciudadana. Pero la verdadera historia hay que buscarla en el ánima de los personajes: Larsen, con su extraña vocación de ser siempre y sobre todo una figura escatológica, un ave de mal augurio que anuncia la muerte, un junta-cadáveres, hiena coleccionista de carroñas, y su grupo de grotescas putas, decrépitas, buscando en el lupanar el naufragio definitivo.
Onetti ha puesto en esta novela toda la sabiduría de su larga existencia a fin de someternos al asfixiante clímax de una ciudad alucinada que renace cada día, desde su provincialismo, entre un río y una colonia de labradores suizos, con la tranquilidad conmovida por la presencia súbita e insólita de una casa de putas, autorizada por el Consejo Municipal mediante votación y luego de un nudo de discordias y conflictos que termina en una tragedia y una curiosa cruzada impulsada por el cura Bergner, con militancia de jóvenes que «quieren novios castos y maridos sanos». Larsen, el proxeneta, significa el «progreso» en una sociedad atemorizada y conservadora. El prostíbulo es el mundo futuro y las putas, la infinita ternura que necesitan los hombres.
Toda la obra de Onetti es una honda reflexión que nos empuja al desamparo, el desencanto, el desarraigo, la pasividad, el aburrimiento. Sus personajes se mueven entre las miserias de la angustia y la resignación, que asumen sin ira ni rebeldía, con cierto fatalismo cristiano digno de nuestras tradiciones, así sea sin fe. Sus personajes son contemplativos a la manera de Díaz Grey o Jorge Malabia, seres incapacitados para crear relaciones orgánicas con sus comunidades y son por tanto relegados a la soledad y el aislamiento. El mundo, para ellos, es un suplicio que deben evitar pues representa la decrepitud e insolvencia de unos valores que la pequeña burguesía abandonó hace ya tiempos, pero que parece serán pronto remplazados por otros. Un mundo de indiferencia moral, sin fe ni interés por el destino. El asunto central de su obra es la imposibilidad del hombre para resistir el peso de la realidad, como dice Eliot en uno de sus poemas. Incapaces de aceptar que sus vidas carecen de sentido, sus personajes tratan de modificar la realidad y se destruyen a si mismos.
Notable cuentista, la trama de sus narraciones se construye a menudo alrededor de una acción fundamental ofrecida en versiones o claves varias, contadas a través de terceros, pasivos espectadores -como el lector- que evocan con maledicencias, chismes y rumores la vida de otros, dejándonos en la incertidumbre al tiempo que teje un personaje colectivo al que nos vamos integrando, una sociedad a la que terminamos por pertenecer: la gente de Puerto de Santa María.
Onetti fue calificado de anti novelista a causa de su escaso interés en los argumentos tradicionales. La acción en sus libros está generalmente subordinada a describir detalles que enfatizan el paso del tiempo. Su estilo, plano desde los primeros libros, fue cambiando gradualmente hacia un denso y oblicuo instrumento pleno en encubrimientos, reiteraciones, monólogos elípticos de acuerdo con las características complejas y confusas de sus personajes y la estática visión de la vida que tienen.
Juan Carlos Onetti abandonó la escuela secundaria y trabajó como portero, oficinista, mesero y vendedor. En 1932 se trasladó a Buenos Aires, donde vivió por dos años, y publicó sus primeros cuentos en los suplementos literarios de La Prensa y La Nación. Sus intereses literarios se fueron desarrollando paralelamente a sus intereses políticos. De regreso a Montevideo fue nombrado editor de Marcha (1939-1942) donde promovió la nueva literatura. Al dejar la revista pasó a trabajar en la agencia noticiosa Reuter, primero en Montevideo (1942-1943) y luego en Buenos Aires (1943-1946). En esta última ciudad permanecería hasta 1955 trabajando como editor de las revistas Vea y Lea. Durante la década del cuarenta escribió varias novelas y tradujo a varios escritores norteamericanos, en especial a Faulkner, uno de sus favoritos. En 1957 fue nombrado director de las bibliotecas públicas de Montevideo. En 1974 premió un cuento de Nelson Marra, donde la policía uruguaya es presentada como torturadores y raptores. La historia fue publicada en Marcha, que fue clausurado por diez semanas y Marra, Onetti y otros miembros del jurado fueron puestos en prisión, y golpeados para hacerles entender que nadie podía afirmar que la policía uruguaya golpeaba y torturaba a los detenidos. Onetti sufrió una crisis nerviosa, tuvo que ser recluido en una clínica por algunos días y luego partió para Madrid, donde murió. Otros de sus libros son Tierra de nadie (1941), Para esta noche (1943), Los adioses (1954), Para una tumba sin nombre (1959), Dejemos hablar al viento (1979), Cuando entonces (1987) y Cuando ya no importe (1994). Sus Obras completas aparecieron en México en 1970. Recibió el Premio Nacional de Literatura (1962) y el Cervantes (1980).
http://www.arquitrave.com/
DESDE COLOMBIA. Germán López Velásquez
Hay una verdadera confusión. La ética es un conjunto de valores soportados en el humanismo. La crítica de arte, un conjunto de valores sobre una obra signados por la ética. Significa que toda crítica de arte está soportada en una ética. No hay crítica de arte sin la precedencia de una ética. Es la ética, entonces, la orientadora de la crítica. Afirmar que una obra de arte sólo debe mirarse desde los valores estéticos, formales, simbolistas si se quiere, es mentir. La forma por la forma constituye per se una postura ética frente a lo individual y colectivo. La creación que se desconecta de los grandes conflictos sociales, que desconoce la condición humana, que sólo mira la belleza por la belleza, es por supuesto una postura artística que involucra la ética. Me refiero al arte alado, sempiterno, etéreo en el sentido esencial. Retomo unos versos de Goethe :
“Nada sé mejor, para los domingos y días de fiesta,
Que una conversación sobre guerra y llamamiento a las armas;
Mientras que allá abajo, bien lejos, en Turquía,
Los pueblos mutuamente se degüellan,
Aquí estamos sentaditos, a la ventana, apurando una copita,
Y contemplamos las abigarradas naves deslizándose río abajo;
Por la tarde regresamos alegres a la casa
Y bendecimos la paz y los pacíficos tiempos”
No hay, pues, creación artística carente de ética como sistema de valores. En toda obra subyacen valores supremos, entornos políticos, económicos, sociales, sicológicos, culturales y estéticos. El arte por el arte es una distracción metafísica, una alquimia, un simple deseo. Es el ideal de una presunta estética sobrenatural, un anhelo de ser Dios entendido como simple voluntad de creación, una confrontación con la estética como concepto absoluto. Y, desde luego, un rotundo fracaso y una gigantesca falsedad histórica. Estetizar nuestra realidad no significa envilecer el arte.
Defender la obra por la obra, la novela por la novela, el poema por el poema, la pintura por la pintura, implica el reconocimiento de una ética y una estética. Muchos exclaman : ¡Me importa un bledo la ética! ¡La obra se defiende sola! Desconocen intonsos la fuerza de la historia en la creación de arte. Cada hombre es parte de la historia universal. No hay una sóla piel que no sea historia. En consecuencia, imposible separar al hombre y la historia de la obra de arte. Forman un cuerpo, lo homogéneo, lo unívoco. No hay entonces separación. El hombre como historia vital se convierte en arte, en creación de significantes. De tal manera que habría dos interpretaciones para éstos llamados estetas puros : La primera, que son unos ignorantes de los contenidos históricos del arte y, la segunda, que esconden intereses creados del lado de las derechas políticas internacionales.
ACLARACIÓN NECESARIA
Hablar de ética en el arte no significa en modo alguno proponer una militancia ideológica. Lo menos histórico que ha habido son los partidos políticos y en ellos las ideologías. Son las grandes fuerzas económicas y sociales las que estructuran la historia y desatan el ejercicio del pensamiento y quede claro que no estoy haciendo ningún descubrimiento científico.
De tal manera que es necesario esclarecer conceptos como ética, compromiso ideológico, partido político, arte comprometido o arte militante. No es un secreto que cuando el arte se pone al servicio de una ideología o de un partido político o de un régimen de gobierno, el fracaso es descomunal en términos de ética y estética. El realismo socialista que obligó a los creadores soviéticos a defender la república proletaria no sólo empobreció al arte sino que condujo al suicidio de pintores, novelistas, poetas y músicos. Un artista afiliado a una organización cuyo único objeto es producir arte para el régimen de turno queda defenestrado, alienado, postrado, esquilmado, agonizante. Abandona su condición de artista para convertirse en un instrumento propagandístico escribidor de libelos y panfletos partidistas. Entra a formar parte de los aparatos ideológicos del Estado. Su condición superior se desvanece. Deja de ser un testigo fundamental de la historia para convertirse en una simple ficha de un partido político en el poder.
Los escritores que se asociaron para defender en China el régimen de Mao, también fracasaron. De creadores se convirtieron en agitadores políticos del régimen de turno. Esa asociación se impuso desde arriba, desde el poder político. Revisemos las “Cinco Tesis Filosóficas de Mao” para comprenderlo. El llamado realismo socialista acabó con el arte para imponer una ideología bajo una presunta estética. Igual ocurrió con otras organizaciones de escritores y artistas en países de Europa Oriental.
No debe confundirse la postura ética, la responsabilidad social, el humanismo en su amplio sentido, propio de todo creador consecuente con su tiempo; con el arte comprometido. Es un error. De manera que toda crítica de arte encierra un análisis ético, jamás un análisis de ideología de partido. La ética tiene sus propias definiciones. Criticar a un artista porque no asume posturas éticas concretas con su tiempo es legítimo, y además, necesario. Diferente es que se confunda la discusión de la siguiente manera : “Es que usted está criticando al artista porque no ejerce un arte comprometido”. Eso jamás. El debate de fondo es sobre ética, no sobre partidos ni ideologías de turno. Ya dejé claro el error histórico de esa postura en el mundo del arte. No dejó sino ripiosidades, folletines electoreros. El realismo socialista o la literatura como denuncia social o como apología de un sistema político, devienen en un desagradable macartismo de todo lo que no sea la forma por la forma, la belleza por la belleza, la estética como única solución del acto creador.
Charles Baudelaire, crítico de arte y poeta de cosmogonías, exigió en su momento una ética al artista. Sus FLORES DEL MAL son de una capacidad histórica enorme. Un mejor retrato de las miserias sociales de su tiempo es imposible de lograr. Ahí está su ética de la misma manera que el crítico de arte la tiene, pues no olvidemos que la crítica de arte es literatura sobre literatura y condición de poeta debe tener quien critica desde la estética y la ética la poesía, como condición de pintor debe tener quien hace crítica sobre la pintura. La condición de artista les pertenece tanto al crítico como al criticado. Ambos son creadores, deben serlo. Forma parte de su esencia. Crítico y criticado comparten un mismo ámbito del sentir, una forma análoga de percibir el mundo, una sensibilidad.
Ahora bien. Algunas medianías, incapaces de resistir evaluaciones sobre sus obras, vituperan a los críticos, porque no tienen alas para producir arte. Dicen los muy pigmeos : “Critican porque no tienen nada que mostrar”. Debe ser que no han leído a verdaderos críticos. Insisto, la crítica de arte debe ser arte sobre arte, como la crítica literaria es literatura sobre literatura. Su género es el ensayo artístico. ¿No es Baudelaire uno de los grandes críticos de arte de su época? ¿ No es acaso uno de los gigantes de la poesía? ¿Descalificamos los aportes críticos de Alejandro Dumas, Denis Diderot, Rilke, Dostoievsky, Poe, Goethe, Stendhal y Gautier? Entre la crítica artística de Baudelaire, a la cual hizo importantes contribuciones teóricas, y su poesía, hay perfecta circularidad, estricta relación de complementariedad. En Baudelaire se aplica la integridad epistémica, es decir, la independencia, la consistencia y la sinceridad. Se ejerce una ética tanto en la crítica como en la poesía. Su trabajo creador es todo lo contrario de la arbitrariedad de la razón. Es un crítico de arte y un poeta en el cual no hay lugar a heteronomías o dependencias intelectuales. No se trata de un embaucador epistémico. Su virtud más celebrada es el rigor. Aplica las virtudes de primer orden según Kant : Veracidad, imaginación y meticulosidad. El arte nunca será un tecnicismo. Sería antipoético. Jamás pertenecerá a lo tecnocrático, ni participará en bolsas de valores. Mientras el mundo se hunde en una profunda crisis del sistema capitalista, que no una crisis en las acciones de bolsa, el arte interpreta. El ejercicio de las simples formas en el arte es una manera de esconderse y evadir responsabilidades éticas. No puede afirmarse que los textos de crítica artística de Baudelaire y sus prosas estéticas son adefésicas y de tono menor. “ La excesiva maestría de una obra sabemos que es masturbación ágil” decía el poeta francés. La obsesión por la forma termina destruyendo la sensibilidad artística y anulando el poder revelador del arte. La belleza debe tener una concepción histórica, una lectura del hombre y las cosas. La crítica de arte Martha Traba, aplicó la principal enseñanza de Baudelaire en Colombia :
“ El crítico debe cumplir su deber con pasión”. Lástima que ella no haya tenido sinceridad. Le jugó a los intereses creados y causó mucho daño. Su crítica fue corrosiva y disolvente.
No hay mayor postura ética que la de Miguel de Cervantes en su Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha. La obra de Homero sí que es otro ejemplo. Por supuesto que Shakespeare no se queda atrás. El fondo de las teorizaciones artísticas de Sócrates, Platón y Aristóteles, es la cuestión ética, dicho en términos filosóficos. Ahora nada más, la gran discusión filosófica en Europa es la ética. Esa agitación está muy promovida por los pensadores polacos. No hay duda de que el tema central de cualquier ejercicio del pensamiento contemporáneo es la ética. Controversia que por razones epistémicas no puede estar ausente del arte. Si “la poesía es un arma cargada de futuro”, como dice Gabriel Celaya, imposible negarle una ética, una función histórica. Los documentos, los procesos jurídicos y el registro civil con su fe de bautismo, se pierden en los archivos oficiales. La poesía no. El verso supremo y clarificador se reproduce eternamente, en la memoria de los hombres. El arte es una fuente histórica. ¿Cómo comprender a la Rusia zarista sin las novelas de Tolstoi, cómo clarificar la miseria moral de ese pueblo sin leer a Dostoievsky? El pintor Goya es decisivo para comprender la pobreza y la represión de los estados monárquicos europeos. Y no vayamos a decir que Goya tuvo militancia partidista, pintura comprometida. Oscar Wilde fue un testimonio de su tiempo. ¿No es la cárcel de Reading una descripción perfecta de la criminalidad y la represión y de todas las violaciones de derechos humanos? ¿No describe, acaso, a la perfección, esos antros donde se disuelve la condición humana? ¿No interpreta Balzac, desde una ética, el estado general de la nación francesa, sus instituciones descompuestas, la familia misma? ¿No fue crítico literario Ernest Hemingway? ¿Dónde quedan, entonces, las apreciaciones de Milán Kundera? En Europa, la mayoría de críticos de arte entre 1660 y 1850, son escritores. Así que los artistas críticos de arte son innumerables, menos para esta casta de sociópatas que ven enemigos en todas partes. Su única exigencia es el unanimismo dictatorial y castrador de toda forma de pensamiento. En todos esos críticos europeos se destaca una ética, ética que por supuesto exigen a los criticados, además de la existencia de una perfecta circularidad entre sus ensayos estéticos y su obra poética y novelística, como ya lo dije de Baudelaire. Si la obra de arte es una captación supranatural de la realidad y una elaborada meditación, la crítica tiene que hacer los mismos ejercicios para penetrar en lo profundo del arte. Significa la total correspondencia intelectual y espiritual entre crítica de arte y obra de arte. En consecuencia, ambos son artistas, creadores, esteticistas, demiurgos. No puede haber divorcio funcional, más aún, imposible pregonarlo. Sería una dicotomía ucrónica y utópica, valga decir, imposible en el espacio y en el tiempo.
Uno de los momentos cumbres del encuentro ética y crítica de arte en el mundo contemporáneo se presenta en la Europa de la segunda postguerra. Era necesaria la ética como vanguardismo, la exigencia de valores humanísticos después de tanto desgarramiento. Ello explica la presencia de personalidades como Sartre, Simone de Beauvoir y el mismo Cioran, en la vida intelectual y filosófica. No sobra recordar la gigantesca controversia ética desatada por la militancia inicial en el Partido Nacional Socialista de Adolf Hitler, del -para algunos- más grande filósofo del siglo XX, Martín Heidegger. Sin duda que su obra Ser y Tiempo es una escultura de la filosofía, un edificio del pensamiento. Reconozco que me fue muy difícil entender esa decisión del gran pensador alemán Rector de la Universidad de Friburgo en 1933. En su “Introducción a la Metafísica” publicada en 1953 dice el filósofo :” Nuestra época atraviesa por una crisis espiritual caracterizada por tres flagelos, que afectan a la sociedad contemporánea, cada vez con más apremio : La “huida de los dioses”, la “masificación del individuo” y la “destrucción del planeta”. ¿No necesitamos, entonces, de una ética y una crítica de arte en la sociedad?
LOS MOMENTOS DEL ACTO CREADOR
Un artista, para serlo, necesita de dos talentos esenciales, llamémoslos “atributos de su personalidad” : Captar, mediante poderes espirituales superiores, el misterio de las cosas y, materializarlo con los utensilios del arte. El manejo de los instrumentos exige destreza, conocimiento profundo. En el caso de la literatura es el lenguaje. El artista interpreta lo secreto, lo adivina y, al final, lo concreta en la obra de arte. Para lograrlo se requiere ser un brujo sideral, cosmogónico, unido a la vida, desde el principio de los tiempos. Cumplida la primera etapa, la del mago, se pasa a la fase de alta cirugía. Cada significante debe ser exacto. Al final habrá una perfecta construcción lingüística y poética además de interpretativa, de la realidad. Surge la obra de arte. El entorno del artista jugará papel decisivo en su forma interpretativa. La experiencia con la vida de cada creador será determinante. Siempre habrá una ética y una estética. Siempre correrán como dos corrientes paralelas. Atrapar el misterio y hacerlo materia es la obligación del artista. El momento de creación es un arrebatamiento. Lo recóndito del universo se deja ver ante los ojos del artista, y su misión es develar ese misterio profundo de la vida mediante la cristalización del objeto de arte, llámese lienzo, novela o escultura. “La obra de arte responde a una labor de idealización que transforma lo natural en supranatural” sentencia Baudelaire. La ética como conjunto de valores desarrollados en el decurso del artista y como conclusión del entorno múltiple, aflorará sin remedio. El arte es un hecho social. El mexicano Carlos Fuentes en su libro “El naranjo o los Círculos del Tiempo”, demuestra una vez más que las fronteras excluyentes, cortantes, entre historia y ficción, no existen. La palabra y la historia son los componentes de toda su obra. La literatura y el arte son ante todo comunicación.
El arte no acepta a los simuladores, a los piratas que tratan de usar su ropaje. En Colombia abundan. En ellos la lectura no existe. Su alma es un reproductor de ignorancias históricas. Oí decir a uno de esos alfabetos que no hombre culto y de pensamiento, que no tenía ningún interés en saber la historia del arte ¿Para qué eso? Seguidamente dijo, que para ser escritor, no era necesario saber español, que ese conocimiento era para profesores. Que la filosofía no era más que una teorización de historiadores y académicos. Las citas podrían multiplicarse y algunas ser demasiado penosas.
Capítulo entero amerita el estado de la educación pública. La universidad necesita ser más participativa. Los profesores tienen que ser menos burócratas, menos sabáticos, más preocupados por la vida de la nación. Muchos son de una mediocridad apolínea. De alguna manera sigue vigente el pensamiento de Estanislao Zuleta sobre el sistema educativo : Absolutamente castrador. El interior de la universidad colombiana está sombrío. No hay indicios de un renacimiento. Colombia reclama una verdadera revolución del pensamiento y la cultura. Ahora bien. Muy necesaria la discusión sobre el estado de la educación secundaria. ¿No se justifica la discusión ética y crítica en nuestra sociedad? ¿No es fundamental si queremos ahondar las libertades, el libre pensamiento y la formación de una real democracia? En los colegios y escuelas ni siquiera se aplica la alementalidad de la “ética de Amador” de Fernando Sabater. Tenemos que discutir sobre la ética en lo público, en lo privado, en el arte, en la familia, en la escuela, en la academia, en el cine, es decir, la ética como postura totalizante de una sociedad. Uno de los grandes conflictos de la nación colombiana es la postergación de su debate ético. Si iniciamos ya esa discusión siempre retrasada por la sucesión atropellada de capítulos ignominiosos y trágicos, habrá esperanza.
LOS GOCHENECHES COLOMBIANOS
Mal haría en no puntualizar la conducta de los gocheneches colombianos, que los hay por racimos. Dicen –ellos- que la ética no importa, que los mejores artistas han sido verdaderos desechos, piltrafas humanas, violadores, cocainómanos, fantasmas nocturnales ahogados por el humo, el hachis y el éxtasis. Carroñas arrojadas sobre lechos de piedra dura, volviendo a Baudelaire, ese insuperable vicioso. Olvidan que detrás de los grandes abismos se han expresado las más grandes éticas del arte universal. Su argumento es evasivo y desconocedor de la historia del arte y, por supuesto, de la ética como categoría filosófica. Caer en los vértigos de la vida, en sus espejos desorientadores y, la mayoría de las veces alienadores, no significa la desaparición de la ética, ni mucho menos, su renuncia. ¿No hay ética en Apollinaire ni en Verlaine? ¿ No hay ética en la obra del alcohólico William Faulkner? Los precipicios de Thomas Eliot son profundos. No mencionemos a los grandes de la literatura rusa de finales del siglo XlX y principios del XX. De manera que ese no es el punto.
Nuestra ética empieza con la interpretación artística de una realidad escabrosa muy lejana de cualquier asomo humanístico. Los intelectuales y creadores colombianos, en amplia mayoría, desconocen en grado sumo la historia del arte, y no pocos son simples alfabetos, auténticos simuladores en el saber cultural y el ejercicio del pensamiento. Su falta de honestidad para asumirse como colombianos ha hecho mucho mal al desarrollo de una crítica de arte y un pensamiento avanzados. La ética debe ser el debate contemporáneo. Son los gocheneches, los que proponen la desviación del río de La Magdalena por la carrera séptima de Bogotá y el montaje de una carpa para evitar la lluvia sobre la capital. Obtusos trapecistas incapaces de ayudar al mejoramiento de Colombia. Algunos tienen toda la formación académica y los laureles suficientes a nivel internacional; pero, al carecer de ética, siguen obstaculizando la formación de un pensamiento y una cultura críticas, sobre todo por su ideología colonialista y su desprecio por el país.
ALGUNOS DOLORES
Duele el silencio de Alvaro Mutis, su insolidaridad. Le lame el culo al Rey abrazando una ideología colonialista. Ya lo dije en otro escrito. Su discurso, si así puede llamarse semejante mediocridad, al recibir el Premio Cervantes, tuvo la magnitud de una vergüenza continental.
García Márquez también renunció a cualquier atisbo ético. Hacer pública una posición ética sobre los graves problemas de la nación y hacer interpretaciones contemporáneas desde la literatura, no es ejercer una ideología en las letras ni defender un partido, ni ser comprometido o realista socialista. Es la simple función ética del arte, que no se aleja, por supuesto, de una función histórica y social. Un país que tiene doble moral al permitirle a su Premio Nobel la exaltación de la pedofilia en su novela Memoria de Mis Putas Tristes, exige ética en sus intelectuales y artistas, algún tipo de liderazgo. La novela de Kawabata tiene hombres pasados de sesenta años que exigen jóvenes de 21. La de Márquez es con ancianos de 90 que reclaman niñas de 14 años que además deben ser vírgenes. ¿No amerita un debate desde la ética la literatura colombiana? ¿Es eso correcto por tratarse de un artista? ¿Es ético con América Latina, que rindamos prosternaciones a la monarquía española? ¿Es ético que estemos volviendo a las novelas históricas que exaltan la conquista y el dominio colonialista español? ¿Es ético que los intelectuales y artistas, sobre todo del Departamento del Cauca, no digan nada sobre la tragedia de sus indígenas y su estado colonial? ¿Cuál es el papel de los artistas frente al narcotráfico y el paramilitarismo y, por supuesto, la guerrilla? ¿Es legítimo opinar sobre los tres millones de desplazados desde el arte y el ejercicio del pensamiento? ¿Debe ser el arte algo etéreo e inalcanzable para los hombres que no son artistas? Colombia necesita de una decidida controversia sobre la ética y el arte. Mientras algunos luchan por imponer la pena de muerte para violadores de niños y niñas, mientras en cada nuevo amanecer hay un hecho vergonzoso contra la infancia, mientras aumenta el dolor de miles de familias dañadas por los asesinos y violadores de sus hijos, callamos la incitación pedofílica que hace García Márquez, desde la literatura. Qué ética tan delgada. Qué doble moral la de sus católicos lectores.
La ética y la crítica de arte en el mundo contemporáneo, exigen un cambio de comportamiento, un nuevo deber ser de tanto gocheneche. Ser un gocheneche es pasar agachado con el actual Ministerio de Cultura y su elegida. La nombraron para darles gusto a los congresistas afrodescendientes de Estados Unidos, jamás para darle representación al 30% de las negritudes colombianas. ¿No amerita esa flamante ministra un debate ético de los intelectuales? ¿Es ético que para la celebración del bicentenario de nuestra llamada independencia se nombre como directora a una reina de carnavales de la Costa Atlántica? ¿Cuándo se dará el debate a la crítica de Martha Traba, una argentina que vino a Colombia a pontificar quién era bueno y quién era malo en la plástica? ¿Una intelectual que ejerció su “CRÍTICA” sobre la base del amiguismo y los odios reconcentrados y que llevó a la muerte en París al pintor Darío Morales? Traba escribió con pasión, pero fue sospechosa. Su crítica no fue sincera.
No olvidemos que, en Colombia, el periodismo pretende dominar, de manera también sospechosa, el universo literario, con libros insulsos patrocinados por editoriales bastardas, que más obedecen a la urgencia de espectáculo mercantil y utilitarista, que al conocimiento de los géneros y los hallazgos estéticos. Qué daño están causando a los lectores de novelas y narrativa. ¿No se justifica un debate ético entre periodismo y literatura a la colombiana? ¿No es tiempo de discutir la ética de los medios de comunicación? Recordando a Pierre Bourdieu, los medios de comunicación de Colombia se olvidaron de la ética, no informan, ofrecen espectáculo, y la mayoría de las veces, se olvidan de representar a la opinión pública para representar al gobierno de turno y en él a los grandes grupos económicos. ¡Qué negación de la ética!
La mayoría de nuestros artistas carece de posición ética. Se venden como judas por miserables contratos en esas oficinas de mentideros culturales. Se agazapan buscando que beneficio logran a cambio de su complicidad con la mediocridad de turno. En síntesis : desconocen la conexión entre ética y crítica en el mundo contemporáneo. La crítica es de la esencia del desarrollo del pensamiento y la cultura de las sociedades. La ética y la crítica contribuyen de manera decisiva en el mejoramiento espiritual y cultural de los pueblos. Donde no hay ética ni crítica hay barcos hundidos sólo habitados por el silencio y el pasado. ¿Qué decir de los artistas que trabajan para narcotraficantes fuente mayor de su riqueza? ¿De los que al tiempo que presentan una novela en un salón francés o español, escriben discursos para políticos corruptos y mediocres? No hay duda. Es tiempo de abordar la cuestión ética en el arte colombiano. La construcción del tejido social nuestro está vinculada de manera estrecha a la ética y en esa tarea monumental por fuerza de los graves conflictos que padecemos, el artista tiene descomunal responsabilidad. No tenemos una problemática para ángeles ni mucho menos una Constitución alada y parnasiana. Nuestros grandes conflictos son de carne y hueso y el arte nunca será la renunciación a lo histórico y a lo terreno. Es imperativo bajarse de esa inhumana y despreciable nube. La forma por la forma será siempre anacrónica.
SOMOS CONTEMPORÁNEOS
Ortega y Gasset escribió : YO SOY YO Y MIS CIRCUNSTANCIAS. Somos “seres situados” y en consecuencia asumimos posiciones políticas, sociales, éticas y estéticas, como escritores y artistas. Muchos escritores y críticos “modernos”, están lejanos del Medioevo sólo en la medida en que disfrutan de los avances de la ciencia y de los productos de la tecnología. Toda modernidad está llamada a convertirse en pasado, en antigüedad. Discrepo conceptualmente del arte moderno, prefiero referir al arte contemporáneo. Lo moderno es una reacción contra el esclavismo de la gleba y los siervos, una postura ufanada contra el alto medioevo, un envanecimiento por la ciencia y la tecnología, lo contemporáneo es la simple representación artística del presente.
SOBRE LA AUTOCENSURA
Una cuestión medular del debate sobre ética y crítica de arte en Colombia y en general, en América Latina, es la autocensura. Conocidos y publicitados intelectuales, escritores y artistas, sepultaron la palabra pública, el concepto de la cultura como creación social, por miedo. Miedo al desempleo, miedo al destierro, miedo al exilio interior, al ostracismo, miedo a ser diferentes, miedo a ser marginales, miedo al miedo, miedo a la muerte o la desaparición forzada. Es inocultable, en esos creadores, en esos intelectuales, la falta de una ética. Las sociedades más avanzadas, más civilizadas, más permeadas por el pensamiento y la cultura, promueven el discurso como categoría superior para el progreso social. Es imposible fomentar el libre pensamiento, la tolerancia activa en la diferencia, lo dialógico, lo societal, si los mismos académicos y artistas se imponen la autocensura. La autocensura no es válida ni en la cárcel. Wilde escribió desde los barrotes agonizantes. Ni qué decir de los cientos de poetas españoles que sobrevivieron a la pena de muerte en campos de concentración franquistas. Desde esas mazmorras escribieron y sacaron al exterior sus versos iridiscentes de belleza y denuncia de la iniquidad. Recordemos al poeta condenado varias veces a muerte Marcos Ana. Nunca renunciaron a su ser histórico. Colombia no avanzará hacia la construcción de una democracia social y justa si crece la autocensura de sus artistas. El arte sólo es posible en la libertad, en el libre pensamiento, en la crítica estética, en la cultura. Ninguna dictadura lo posibilita, sea de izquierda o derecha. Es hora de salir de la colonia, de ser contemporáneos, de abrazar la libertad que necesita el arte y la cultura, de asumir una ética. No puede haber más dilaciones ni autocensuras.
Dedico esta reflexión, al intelectual, poeta y narrador colombiano, Hernando López Yepes.
*Abogado, narrador y crítico colombiano. Autor de los libros Muera el Quijote, Violaciones, Con Aurora en la Habana y Delirios de la Literatura Colombiana. Dirige desde hace 24 años la Revista MEFISTO de Arte, Literatura y Medio Ambiente, de la cual es fundador.
DESDE COLOMBIA. Ángel Castaño
Polvos de la madre Celestina
Convulsionó. Enfermeras sujetaron pies y manos. Con ojos blancos, se retorcía en la cama. Baba negra salía de los labios. La abuelita sujetó el rosario y rezó. “Dios te salve, María, llena eres de gracia…” Una mueca de dolor contrajo los músculos de la cara. Apenas podían contenerla. La abuelita miraba desde un rincón. “bendita tu eres entre todas las mujeres…” Tras una gran arcada, el cuerpo laxo quedó. Andrea llevaba un mes internada en el Hospital San Juan de Dios de Armenia. El cabello parecía cabuya y los ojos, perdidos en las orbitas, pocas veces se abrían.
Salía al patio pasada la media noche. El viento mecía las copas de los árboles. Ojos brillaban en la penumbra. Ella miraba. Al principio llamaba a los familiares. No veían más que guayabos y ropa colgada. “Ahí hay alguien. Miren como se ríe de nosotros”, les decía. En los últimos días, antes de ser llevada al Hospital, se quedaba quieta, junto al tanque, mirando las sombras. Languidecía. Atrás quedó la robustez de la juventud. Preocupados, le pedían que se cuidara, que comiera más. Todo lo vomitaba. Pálido reflejo de lo que había sido, la oían murmurar en el patio.
Trabajaba vendiendo minutos a celular. La mayor de tres hijos, vivía desde hacía dos meses con Alfredo. Los padres veían con buenos ojos la relación. Cabello largo, 1.70 de estatura y sonrisa permanente, Andrea no presentaba síntomas de enfermedad. Los familiares creen que una pitonisa le dio raspadura de cráneo y tierra de cementerio. “Es fácil: alguien te regala algo para comer, pero esa persona trae lo que alguien te mandó”, explica alguien cercano a la familia. Consultado, un espiritista les dijo que la maldición era muy poderosa y que, al terminar con Andrea, pasaría a la mamá. “Hicimos de todo para que la niña se salvara. Le llevamos rezanderos, gente evangélica, exorcistas, hermanos gregorianos, en fin, qué fue lo que no hicimos. A veces mejoraba un rato, pero luego decaía.”
Al verla pasar, se reían. Cuando Alfredo iba a comprar a la tienda, lo seguían. Al pasar por enfrente de la casa, silbaban y piropeaban. Cansada de la situación, Andrea las paró en una esquina. Risueñas, le dijeron que se dejara de bobadas. Dio la espalda. La estrujaron contra la pared. Se soltó, agarró a la más alta del pelo y la zarandeó. La otra, la hija de la pitonisa, le dijo que se las pagaría. La mamá las separó. Nadie recordó la amenaza hasta tiempo después.
Le dijeron a la abuela que saliera de la habitación. Con cuarenta de fiebre, deliraba. La médico cerró la puerta tras de sí. Cinco minutos esperó sentada, con el rosario en la mano. Una enfermera le dio la noticia. Sintió el piso abrirse. Llamó a la casa. En cuestión de minutos, sacaron el cuerpo envuelto en la sábana. Descubrió el rostro y limpió. Una tirilla negruzca rodeaba los labios. Los médicos, en el tiempo que estuvo internada, no encontraron nada. Los exámenes salían buenos. Algunos incluso aconsejaron traer un espiritista. “Eso es algo de espíritus. La niña era buena niña, sobrina, hija, amiga. Nadie se explica esa muerte”, dice la fuente consultada, mientras se limpia con un pañuelo las lágrimas.
Ángel Castaño
DESDE ARGENTINA.VICTORIA SERVIDIO
ANDARES
Esto de andar
a contramano
a contrapelo
a contracara
a contrapiel
a contramuro
de andar pateando
injusticias
infortunios
indiferencias
de eslabonar un tiempo que no existe.
Tiempo
donde se borran los abrazos
se olvidan los te quiero
se apagan los leños
se congelan las miradas.
Esto de ahogar el grito
en el péndulo de la lágrima
para no morir resucitando.
QUÉ HACER
Qué hacer con la existencia
vulnerable a los dragones
al filo del puñal
al dolor inexplicable
a la muerte anticipada.
Qué hacer con la alegría
que naufraga
en los recodos
al ver que todo cambia
y aún no cambia nada.
Qué hacer
al ver la esperanza
cautiva en los archivos
devorada por los dientes
postizos de los años.
TERMITERO
De aquí, de allá, de todas partes
SI ESTÁS CERCA NO TE LO PIERDAS
LITERARTE
Revista de literatura y arte
invita a la 10º Bohemia del año 2008
el sábado 13 de diciembre a las18 hs.
en el Salón sito en Roque Saenz Peña 1525 Olivos
(a metros de la avenida Maipú al 2900)
Presentacion Nº 30 de la Revista Literarte
En su 7º aniversario
y el 5º de las Bohemias de Literarte
El escritor Alejandro Darío Insaurralde
presentará su libro de poemas “Dimensiones”
La artista plástica Silvia Ferraro
Expondrá algunas de sus obras
Cantante invitada: Nora Errazquin-soprano
y en esta ocasión especial se realizará la entrega
de premios de: 1º Concurso de Poesía “Ariel Canzani”
1º Concurso de Narrativa “Mario Miguez”
Ambos organizados por Editorial Magdala
Coordinación y conducción Graciela Diana Pucci
Entrada libre y gratuita
¡¡¡¡LOS ESPERAMOS!!!!
Gracias por difundir
graciela diana pucci
http://librocuartodeespejos.blogspot.com
http://blog.iespana.es/literarte-revistadearteycultura
LA MOVIDA POÉTICA ARGENTINA
Los interesados en la movida poética argentina pueden enterarse de los diversos eventos a través de www.paginadepoesia.com.ar
GACETA VIRTUAL
A partir de diciembre
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ANTOLOGÍA POÉTICA DE REVAGLIATTI