13.6.07

TEXTO RECUPERADO

CARICALOMIA PARA UN ENCUENTRO DE ESCRITORES

Carlos Alberto Villegas Uribe.

Celebro con cierta dosis de asombro que, cuatrocientos años después de que el caballero de la triste figura echara a andar su idem por la llanura manchega, el Quindío realice un encuentro de escritores para analizar la problemática de quienes nos creemos –con razón o sin ella- miembros de la familia del suaurus literare, especie ya extinguida en esta creciente sociedad de la imagen o nalgasfashión como la denominan los estudiosos de la comuMICOlogía. Paren el ojo, Mico, no de los orangutanes que cuelan constantemente los congresistas del país, sino ese caricturista múltiple que cultiva a la vez, la caricalomía, la caricatografía, la caricatumedia, la caricatofonía, y ahora tiene en Bogotá su Comedia Divina. A Mico sólo le falta ejercer la plasticaricatura, para ser un caricaturista integral o, en concepto de los quindianos, un perfecto idiota.

No vayan a buscar las palabrejas en el Diccionario de la RAE, que apenas las estamos poniendo a prueba entre los estudiosos de la caricatura.

Ya era hora, digo, que una reunión de este caletre se celebrara en las tierras de los molinos de café, antes de que desaparecieran de una vez y para siempre de sus linderos los infamantes emporios de las trilladoras.

Como lo afirmara un ya innombrado e innombrable poeta: Todo nos llega tarde, hasta la muerte.

Inicialmente pensé realizar un sesudo trabajo sobre el problema de la identidad en la literatura quindiana, pero la afirmación del ex ministro, ex gerente de la Flota Mercante, administrador de utopias, historiador, cuentista, ensayista, compilador de greguerías Jaime Lopera Gutiérrez sobre su inútil invención del término quindianidad, desestímuló mis esfuerzos.

Ese territorio ya tenía dueño –cómo se lo agradezco-.

Muchos amigos de la cafredía afirmarán –y salta a la vista-, que me falta mucho pelo para moña en eso de hacer sesudos trabajos. Esa tarea se la hemos dejado a Carlos Castrillón, poeta, crítico, antólogo, cuentista, compilador, ajedrecista, saquisastémico e ingeniero informático a quien nadie le discute su seriedad y rigor a la hora de abordar el análisis la creación literaria grecocaldense.

En definitiva: a quien nadie le discute.

Consideré inútil embarcarme en una bizantina discusión sobre la responsabilidad del judeo cristianismo como pensamiento premoderno en la pobreza de la producción literaria quindiana, sobre todo, para no casar una pelea estéril con el articulista, cuentista, licenciado en literatura, especialista en pedagogía y coordinador de las bellas artes del Quindío, José Nodier Solórzano Castaño. A Nodier lo prefiero como amigo y no como pontífice. Menos ahora que el Vaticano ya llenó el solio de San Pedro con un tal Nazinger.

Tampoco quise asumir el juicio de responsabilidades a la poca ilustrada clase política quindiana, a las administraciones culturales, e incluso a la Universidad del Quindío, por la falta de estrellas en el domo iluminado de la literatura universal, pues me enteré a tiempo de que el verbo iconoclasta e incendiario del poeta, cuentista, ensayista, psicopedagogo, investigador educativo, Fabio Osorio Montoya ya había hecho lo propio para echar del templo a los mercaderes de la cultura.

Aunque también me detuvo, debo admitirlo, el sabio refrán: En peleas de mulas el que pierde es el arriero.
Entre tanto ponente serio sólo el humor nos salva. Así que decidí participar de esta convocatoria quijotesca desde la orilla de la risa, emoción que nos distingue como especie y favorece el gasto anímico de coerción, necesaria catarsis que nos permite sobrevivir a las estructuras constrictivas de la cultura.
Enterado como estaba de la oportuna convocatoria de José Nodier, y sin tener absolutamente nada mesiánico que decir sobre la literatura quindiana que me permitiera estar en el santo sanctorum de las letras regionales, consulté las páginas de internet. Allí pude enterarme –hay tantas fuentes dignas de mejor crédito-, que en la última cumbre arqueológica, los cultores de la paleontoliteralogía habían establecido una muy completa taxonomía de los Saurus Literare. –hay tanto saber inútil y desconcertante en la red-. Taxonomía seguramente incompleta que transcribo para deleite de las mentes ladinas y las lenguas viperinas de la cafredía. Me asiste la firme convicción de que algunos de estos especímenes sobreviven en las tierras del café. Si los encuentra no dude en llamar a la Sociedad de Paleontoliteralogía.
Transcribo a ustedes este interesante dossier (que nos perdonen los puristas)
El Velociraptor Inane. Especie mayor del Saurus Literare, predadora incansable que enfila sus dientes contra todo aquel que haya alcanzado alguna figuración importante. Su habitat preferido son los bares y cantinas donde se les encuentra hasta altas horas de la noche, buscando un congénere que calme con cerveza su sed insaciable. Quienes han estudiado sus compartimientos, aseguran que realmente la acción predadora la realizan con el poder destructor de su lengua hirsuta y ácida. Otro placer del Velociraptor Inane consiste en pasar largas horas frente a asombrados contertulios exponiendo con detalle las características de su obra de próxima aparición. Los paleontoliterólogos han encontrado registros de un curioso cronista quien escribió un libro de mil quinientas páginas con la exclusiva transcripción de los títulos de probables obras de un Velociraptor Inane.
El Megaterio Vocálico o Suarus vegetarianus laboriosus. Especie menor e inofensiva del Saurus Literare. De costumbres monógamas pero de tendencia megalomaníacas. Si bien su extensa obra goza de calidad, las estrategias de autodivulgación dejan mucho que desear. Selectivo, sólo se rodea de aquellos que puedan ampliar su círculo de lectores o su comité de aplausos. Acostumbrado a los mejores vinos, su habitat natural son los auditorios selectos. Afecto a los autógrafos y a las fotos con personajes celebres. A los Megaterio Vocálico se les distingue por la voz pausada y ceremoniosa con la que cuentan a quien les conoce por primera vez, el catálogo de celebridades que han prologado sus obras. Es posible que también lo hagan por segunda y por tercera y por cuarta y.... vez.
El Letrasaurios Rex, animal feroz de carácter territorial. Alimentado por algún reconocimiento a sus dos o tres obras publicadas, este enorme saurio no duda en enterrar sus dientes sobre quien se atreva a profanar su sagrado territorio poético. Se alimenta en especial del Docentelio animosus o de los Comunicaterios Vacuos. Cabe anotar que aún no se han podido encontrar restos de Letrasaurios Rex más allá de las fronteras parroquiales lo que demuestra que sus poemas no son mejores que los de cualquier otro saurus literare.

Docentelios Animosus, especie anfibia que se desempeña adecuadamente en los territorios pedagógicos y en los territorios poéticos. Sus cotos de caza son tanto las aulas de clase como los medios de comunicación regionales donde sostienen su imagen literaria. Son denominados también como los Nóbel provinciales En no muy pocas oportinadades los Docentelios Animosus pierden su olfato literario, se adocenan y desaparecen progresivamente. Muy pocos persisten en la tarea de trascender su espacio burocrático. En ocasiones muerden a uno que otro estudiante y le inoculan el veneno de la literatura. Contagiados con sus rabiosas y frustradas ansias de reconocimiento, sus víctimas llegan a conquistar grandes territorios en el mundo de las letras. Los Docentelios Animosus reclaman entonces el pedazo de gloria que les corresponde. Este paliativo les permite vivir largos años a la espera de la recompensa: alguna entrevista en radio o televisión en la que hablan más de su abnegación y meritos pedagógicos que de la valía literaria de sus sobrevivientes.

Los Comunicaterios Vacuos, consideran que la literatura es un ritual: Más preocupados por aparecer que por ser, los Comunicaterios habitan los territorios de las cámaras y los micrófonos. Apacientan en las sociedades de elogios mutuos. Un estudio comparativo de sus producciones ha demostrado que esta especie recurre con frecuencia a la paráfrasis, el plagio y el autoplagio. Excavaciones recientes evidencian que los Comunicaterios Vacuos pueden haberse extinguido por el consumo excesivo de alcohol, venias y zalemas en los cocteles y conmemoraciones literarias. Aunque otros estudiosos aseguran que el esfuerzo inútil por alcanzar el reconocimiento literario a través de pergaminos y medallas institucionales les demandan tal energía que mueren agobiados en el intento.

El Diplodocus Simulators, especie que medra en la fronda burocrática. Sus más connotados representantes suelen ser funcionarios públicos o de carrera diplomática: presidentes, embajadores, ministros, e incluso rectores de universidades, que aunque nunca han escrito una sola palabra se dan el lujo de llenar estanterías. Se calcula que la producción promedio de un Diplodocus Simulators son tres libros anuales. Igual que en los Comunicaterios Vacuo, el mejor alimento de esta especie es el alcohol, las venias y las zalemas.

Algunos paleontoliterólogos han encontrado en Marselia (allí donde la luna ladra a sus anchas) huesos de Diplodocus Simulators rodeados de una gran cantidad de Ankilosus Gosh. A partir de este hallazgos han acuñado la hipótesis de que los Ankilosus Gosh, es una especie reptil con miedo a triunfar que sobrevive a la sombra del Diplodocus Simulators. Se especula también que a este suborden pertenece el Ankilosus Corrector y el Ankilosus Críticus, quienes a pesar de su reconocido criterio y notable talento, prefieren señalar las fallas de los otros que asumir el riesgo de ser devorados por los Letrasaurios Rex.

El Iguanodonte Money o Bestseller Tireóforo, deriva su denominación de su condición camaleónica. Especie muy apreciada por las empresas del comercio literario. El Iguanodonte Money prefiere tirar a escribir. Su piel, cuando se ha encontrado, registra mordeduras rabiosas de las demás especies de Suaurus Literare que no pueden ocultar su envidia tras los dientes doblemoralistas. Los Iguanodontes Money no creen en la inmortalidad o en la trascendencia, ni aspiran a conquistar ningún premio destacado, su condición pragmática les permite disfrutar, en vida, de los placeres de la carne. Habitan en Yates y casonas de patrimonio cultural compradas en las costas de los mares del mundo. Siento la envidia y mis colmillos babean. Algunos paleontoliterólogos tienen indicios que su anatema recurrente es: ¡Me cago en la vaca!.

El Prosatílico Anterius o Avis Raris, animal precursor de las actuales gallinas. Su forma de asumir el arte y la literatura lo llevan a la dispersión. A cada paso, en busca de alimento espiritual, picotea a un lado y otro hasta perder el camino. Su forma de ir por la vida los conduce a los territorios que habitan y dominan los Tiranosaurios Art, donde son masacrados por estos profesionales de la disciplina.

Por último, es necesario señalar al Lemúrido Sapiens. Muchos lo consideran un mito de la paleontoliteralogía. Sólo se tiene referencia de él por unos jeroglíficos encontrados en las cuevas de San José de las Lomas, en los que se puede leer, si uno es un verdadero especialista en esta rama de la ciencia: “Para alcanzar la gloria literaria sólo hay una condición: escribir muy bien”. Esta sentencia, digna de cualquier lama, les ha permitido a los paleontoliterólogos establecer que el Lemúrido Sapiens ha evolucionado tenaz y silenciosamente, sobreviviendo a las otras especies de saurios de tendencias carroñeras hasta convertirse en los verdaderos y más sobresalientes escritores de la historia del homo sapien sapien.

Debo contarles, finalmente, que luego de leer esta taxonomía, corrí con angustia a mirarme en el espejo y comprobé con horror los vestigios de muchos de los saurios perniciosos y muy pocas briznas, realmente ninguna, del Lemurido sapiens.

¿Y ustedes, amigos invitados de que tamaño necesitan el espejo?

Comentarios a esta caricalomía (1 Sola).

Apreciado paleontoliterólogo: Me pareció buenísimo el zoo...pero necesito algunas respuestas a fin de comprender del todo el texto, por ejemplo, ¿qué son "venias y zalemas" (en sentido figurado)? Traté de ubicar mi especie en alguna de las definiciones y, la verdad, mi raza encaja en todas ellas, lo que indica que no fuiste muy claro desde el punto de vista científico. Es más, faltaron características insoslayables, porque hablas de presidentes, embajadores, ministros...pero no mencionas a los notarios, lo cual me parece imperdonable desde el punto de vista del rigor.
Ahora...no me vayas a decir que me ignoraste, porque eso sí que no, pero NO ES NO, te lo perdonaría. Acuérdate del bolero aquel que dice:
"... porque el rencor hiere menos que el olvido"
También faltó un especímen bastante "importante" en el período paleolítico, cuya descripción podría ser, más o menos la siguiente: se trata del peteterodáctilo antropofagicus barbudis, vegetariano y de vuelo corto en su juventud y canibalesco y de alto vuelo en su adultez, aunque difícilmente el vuelo le alcanza para rebasar fronteras. Por épocas gusta de la burocracia oficial, pero prefiere las galerías privadas en las que se alimenta de los aspectos cromáticos que le producen daltonismo plástico y resabios poéticos.
Su canibalismo lo ejerce a distancia, para evitar los contraataques de sus víctimas entre las que se encuentran maestros, historiadores, burócratas y en general toda la cafredía del cotarro.